El legado de nuestra escuela


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde todos los niños iban a la misma escuela desde generaciones atrás.

Pero un día, llegó una noticia que emocionó a todos: ¡se iba a construir una nueva escuela! La noticia corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo y los niños no podían contener su emoción. Todos se preguntaban cómo sería la nueva escuela, si sería grande o pequeña, si tendría muchos colores o pocos.

La expectativa crecía día a día hasta que finalmente llegó el gran día de la inauguración. El intendente del pueblo cortó la cinta y todos pudieron entrar a conocer la flamante escuela.

Para sorpresa de todos, era un edificio moderno y colorido, con grandes ventanales que dejaban entrar mucha luz natural. Había murales pintados en las paredes con paisajes maravillosos y las aulas estaban equipadas con pupitres nuevos y tecnología de última generación.

Los niños estaban maravillados con su nueva escuela y no veían la hora de empezar las clases al día siguiente. Esa noche, costaba conciliar el sueño pensando en todas las aventuras que vivirían en ese nuevo espacio educativo.

Al llegar el primer día de clases, los niños entraron corriendo a la escuela, ansiosos por descubrir todo lo que les esperaba.

La maestra nueva, la señorita Laura, les dio la bienvenida con una sonrisa cálida y les dijo:-¡Bienvenidos a su nueva casa! Aquí aprenderán muchas cosas interesantes y se divertirán mucho mientras lo hacen. Los días pasaron volando y los niños realmente disfrutaban ir a esa escuela tan especial.

Aprendieron sobre animales exóticos en clase de ciencias, viajaron por países lejanos sin salir del aula en clase de geografía y se convirtieron en artistas creando hermosas obras en clase de arte. Pero un día algo inesperado sucedió: comenzaron a llegar menos alumnos a clases.

La señorita Laura notó que algunos niños parecían tristes o desanimados. Decidió hablar con ellos para saber qué estaba pasando. -¿Qué les ocurre chicos? ¿No están disfrutando más de venir a la escuela? -preguntó preocupada.

Uno de los niños levantó tímidamente la mano y dijo:-Es que extrañamos nuestra vieja escuela... Extrañamos jugar en el patio grande y corretear por los pasillos antiguos.

La señorita Laura comprendió entonces que aunque la nueva escuela era hermosa y moderna, para esos niños significaba dejar atrás recuerdos queridos e importantes para ellos. Entonces decidió hacer algo al respecto. Propuso organizar un evento especial donde pudieran traer recuerdos de su antigua escuela: fotos, dibujos o cualquier objeto significativo para ellos.

Así podrían recordar juntos los momentos felices vividos allí antes de mudarse al nuevo edificio. El evento fue todo un éxito.

Los niños compartieron anécdotas divertidas, revivieron juegos del pasado y se dieron cuenta de que aunque extrañaran su antigua escuela, también podían crear nuevos recuerdos igualmente especiales en su nuevo hogar educativo. Desde ese día, los niños volvieron a sentirse felices asistiendo a clases en la nueva escuela.

Aprendieron que aunque los cambios puedan ser difíciles al principio, siempre traen consigo nuevas oportunidades para crecer, aprender y crear momentos inolvidables junto a quienes más quieren.

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