El leñador y el castor



Había una vez en un pacífico bosque, un leñador llamado Juan que pasaba sus días cortando árboles para vender la madera.

Un día, mientras trabajaba, se enredó en una maraña de ramas y troncos que había cortado, quedando atrapado sin poder moverse. - ¡Ayuda! ¡No puedo salir de aquí! - gritó Juan desesperado. En ese momento, un amigable castor llamado Rodolfo pasaba por allí y escuchó los gritos de auxilio. - ¿Qué te sucede, amigo leñador? - preguntó Rodolfo.

Juan explicó su situación y el castor, con su afilado y ágil hocico, cortó las ramas que aprisionaban al leñador, liberándolo. Agradecido, Juan le preguntó al castor por qué lo había ayudado.

- No importa que seas un leñador, todos merecemos una segunda oportunidad -respondió Rodolfo con una sonrisa. Impresionado por la bondad del castor, Juan decidió cambiar su forma de trabajar y comenzó a replantar árboles para cuidar el bosque.

Con el tiempo, se convirtió en un defensor de la naturaleza, enseñando a otros leñadores la importancia de preservar los bosques. Rodolfo y Juan se convirtieron en grandes amigos, trabajando juntos para proteger el bosque y sus habitantes.

Desde entonces, la amistad entre un leñador y un castor se convirtió en un ejemplo de solidaridad y respeto por la naturaleza para todos en el bosque.

FIN.

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