El leñador y el paisaje encantado




En un pintoresco pueblito de las sierras argentinas, vivía un leñador llamado Marcos. Todos los días, Marcos se levantaba temprano para ir al bosque a talar árboles. Un día, mientras caminaba por el espeso bosque, escuchó el canto de los pájaros y el suave murmullo del arroyo. Levantó la vista y se encontró con el paisaje más bonito que jamás había visto. El sol se filtraba entre las ramas de los árboles, pintando el suelo con destellos dorados, y las flores silvestres adornaban el paisaje con sus brillantes colores. Marcos se quedó admirando el espectáculo maravillado.

- ¡Qué hermosura! Nunca había visto nada igual -exclamó Marcos, maravillado.

Pero mientras seguía observando extasiado, escuchó un suave susurro que lo llamaba. Se adentró en el bosque siguiendo el sonido y descubrió un sendero que nunca antes había visto. Decidió seguirlo y, para su sorpresa, encontró un claro en el bosque donde crecían árboles frondosos y un arcoíris se reflejaba en una cascada que caía en una laguna cristalina.

- ¡Es verdaderamente mágico! -exclamó Marcos, con los ojos brillantes de emoción.

Decidió regresar al pueblo y contarles a todos sobre el viaje mágico que había tenido. Desde ese día, la gente del pueblo dejó de talar árboles en el bosque encantado y en su lugar lo convirtieron en un santuario natural, donde todos podían disfrutar de la belleza de la naturaleza. Marcos se convirtió en el guardián del bosque encantado, y cada vez que se sentía tentado de talar un árbol, recordaba la belleza que había descubierto y cambiaba de idea.

Al final, Marcos comprendió que la naturaleza tenía mucho que ofrecerle si la cuidaba y respetaba. Y así, vivió feliz junto a su amada naturaleza el resto de sus días.

FIN.

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