El leñador y la niña perdida


Lucia se levantó muy temprano esa mañana. Estaba emocionada porque iba a visitar a sus abuelos en Posadas, un pueblo que estaba a unas pocas horas de distancia de su casa.

Preparó todo lo que necesitaba para el viaje y se montó en su caballo, llamado Rayo. Luna y Negra, sus dos perritas, la siguieron por el camino mientras ella avanzaba hacia su destino.

Todo iba bien hasta que llegaron a un río que estaba desbordado por las lluvias recientes. Lucia sabía que no podía cruzarlo con Rayo porque era demasiado peligroso. "¿Qué vamos a hacer ahora?"- se preguntó Lucia preocupada mientras acariciaba la cabeza de Luna y Negra.

Entonces tuvo una idea: buscarían otro camino para llegar al pueblo. Después de caminar durante un tiempo, encontraron un sendero estrecho que parecía llevar hacia Posadas. Lucia decidió seguirlo aunque no sabía dónde iría a parar.

Mientras caminaban por el sendero, comenzaron a escuchar extraños ruidos detrás de ellos. Era como si alguien o algo los estuviera siguiendo. Lucia intentó mantener la calma pero Luna y Negra ladraban nerviosamente.

De repente, apareció una figura misteriosa detrás de ellas: era un hombre con una capucha oscura sobre su cabeza y llevaba algo en sus manos...

"¡Alto ahí!"- gritó Lucia tratando de asustarlo "¿Quién eres? ¿Qué quieres?"El hombre respondió tranquilamente: "No tengas miedo pequeña amiga, solo soy un leñador que vive en el bosque cercano. Vi que te perdiste y vine a ayudarte. "Lucia se sintió aliviada de saber que no era un ladrón o algo peor.

El leñador les mostró el camino correcto para llegar a Posadas, y además les ofreció un lugar seguro donde pasar la noche. "Muchas gracias por su ayuda"- dijo Lucia "No sé qué habría hecho sin usted". "Es mi placer ayudar a los viajeros perdidos"- respondió el leñador con una sonrisa bondadosa.

Al día siguiente, Lucia y sus perritas finalmente llegaron al pueblo de Posadas. Se reunieron con sus abuelos, quienes estaban felices de verlas después de tanto tiempo.

Lucia les contó todo lo ocurrido durante su viaje, incluyendo la amable ayuda del leñador. Sus abuelos estaban orgullosos de ella por haber sido valiente y astuta en una situación difícil. También aprendió que siempre hay personas buenas dispuestas a ayudar cuando más lo necesitamos.

Desde entonces, cada vez que visitaba a sus abuelos en Posadas, recordaba la historia del misterioso leñador y cómo él la había salvado cuando estaba perdida en el bosque.

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