El León Cachorro y la Lección del Bosque



En la gran selva de la Sabana Alegre, había un colegio muy especial donde todos los animales aprendían juntos. Entre ellos, había un león cachorro llamado Leo, que era conocido por ser travieso y desobediente.

Todos los días, cuando llegaba al colegio, Leo hacía de las suyas. No prestaba atención en clase, interrumpía a la maestra, la tortuga Teófila, y siempre estaba tratando de jugar en momentos inapropiados.

"¡Leo, por favor, siéntate y presta atención!" - le decía Teófila con paciencia.

"Pero es tan aburrido, Teófila!" - respondía Leo mientras hacía piruetas.

"Es importante aprender. Un día, necesitarás utilizar lo que aprendas aquí." - insistía la maestra.

Aunque Leo no escuchaba, su mejor amigo, el elefantito Tito, siempre trataba de ayudarlo.

"Leo, si no haces caso, te podrías perder de muchas cosas divertidas, como la excursión al río el viernes!" - le advertía Tito.

"Bah, qué va a pasar, no tengo miedo de nada!" - decía Leo, lleno de confianza.

Un día, mientras Leo jugueteaba con sus compañeros de clase, Teófila decidió hacer una actividad especial.

"Hoy haremos una excursión al bosque. Necesitan escucharme y seguir mis instrucciones para que todos estemos seguros. ¿Estamos de acuerdo?" - explicó la maestra.

"¡Sí!" - gritaron todos menos Leo, que seguía pensando en cómo podría hacer alguna travesura.

El grupo se adentró en el bosque. Las aves cantaban, y los árboles estaban llenos de colores. Todo era maravilloso, hasta que de repente, Leo se distrajo siguiendo a una mariposa muy bonita.

"¡Miren, una mariposa!" - exclamó Leo, y sin pensarlo, se apartó del grupo.

Cuando Leo se dio cuenta, ya estaba lejos de sus amigos.

"¿Hola? ¡¿Alguien? !" - llamó preocupado. No hubo respuesta.

Sintió miedo y se dio cuenta de la importancia de estar con sus compañeros. Sabía que si algo pasaba, nadie podría ayudarlo. Intentó recordar el camino de regreso, pero todo se veía igual.

"¡Ay, qué hice!" - murmuró mientras comenzaba a caminar en círculos.

Finalmente, vio a Tito que lo estaba buscando junto a Teófila y los otros animales.

"¡Leo!" - gritó Tito al verlo. "Te estaba buscando. No hagas estas cosas sin avisar, podés perderte!"

"Lo sé, lo siento. No pensé que me separaría. No quiero quedarme solo otra vez." - confesó el cachorro, sintiéndose mal.

Teófila se acercó con una sonrisa tierna.

"Lo importante es que aprendiste una lección valiosa, Leo. Todos debemos ser responsables y cuidarnos unos a otros." - dijo la tortuga.

Desde ese día, Leo empezó a cambiar su comportamiento. Se volvió más atento, no solo para su beneficio, sino también para ayudar a sus amigos.

"¡Excelente! Ahora sí que puedo entender lo que enseñas, Teo!" - decía Leo, emocionado por aprender.

Los días pasaron y el león cachorro se convirtió en un excelente compañero, siempre atento a lo que pasaba a su alrededor. El día de la excursión siguiente, Leo ayudó a un pequeño canguro que se cayó.

"¡No te preocupes, yo te ayudo!" - dijo Leo, orgulloso de actuar como un verdadero amigo.

Teófila sonrió, satisfecha.

"Estoy muy orgullosa de vos, Leo. Has aprendido a ser parte del equipo. ¡Así se hace!"

Y así, el león cachorro no solo se ganó un lugar especial en el corazón de sus amigos, sino que también aprendió que la atención y la responsabilidad son igual de importantes que la diversión.

El bosque lo había enseñado una gran lección: juntos, siempre serían más fuertes y felices.

FIN.

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