El león en la escuela Emei



En la escuela Emei vivía un león muy especial. A diferencia de los demás leones, a él no le gustaba rugir ni cazar, lo que más anhelaba era tener amigos con quienes jugar y divertirse.

Pero todos los animales le tenían miedo y lo evitaban. El pobre león se sentía muy solo y triste. Un día, decidió que haría lo imposible por encontrar un amigo.

Comenzó a visitar a los diferentes animales de la escuela, pero todos huían al verlo llegar. Esto entristecía mucho al león, pero aún así, no se dio por vencido.

Una tarde, mientras caminaba deprimido por el patio, escuchó unos sollozos provenientes de un rincón. Se acercó con cuidado y vio a un ratoncito llorando.

El león se acercó lentamente y le preguntó: - ¿Por qué lloras, amiguito? El ratoncito, sorprendido de que el león se le acercara sin hacerle daño, le contó que había perdido a su familia y que se sentía muy solo.

El león le ofreció su amistad y el ratoncito, agradecido, aceptó. Desde ese día, el león y el ratoncito se convirtieron en los mejores amigos.

El león ya no se sentía solo, y el ratoncito descubrió que no importa lo diferente que sea alguien, siempre puede encontrar un verdadero amigo. Juntos, enseñaron a todos los demás animales que la amistad no conoce de tamaños ni apariencias, y poco a poco, el león encontró más amigos en la escuela Emei.

Ahora, todos disfrutaban de divertidos juegos y risas. El león finalmente había encontrado lo que siempre había buscado: amigos con quienes compartir su corazón. Desde entonces, la escuela Emei se llenó de alegría y amistad.

FIN.

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