El León José Luis y la Búsqueda de las Zapatillas de Rubí



Era un hermoso día en la selva de Villa Lagunita. El sol brillaba entre las hojas y los sonidos de la naturaleza llenaban el aire. En una pequeña cueva, vivía el león José Luis, un rey valiente y cariñoso, junto a su sobrina Sarita, una simpática y curiosa gacela.

Una mañana, mientras José Luis tomaba su desayuno, Sarita entró corriendo, emocionada.

"¡Tío! ¡Tío! ¡Tenés que ver esto!" - dijo Sarita mientras saltaba de alegría.

"¿Qué sucede, Sarita?" - preguntó José Luis, curioso.

"Encontré un mapa antiguo que dice que hay unas zapatillas de rubí que conceden deseos, ¡imaginate lo que podríamos hacer!" - dijo Sarita mientras le mostraba el mapa.

"¿Zapatillas de rubí? Suena increíble, pero también un poco peligroso. ¿Qué te parece si investigamos un poco primero?" - respondió José Luis.

Sarita asintió, y juntos se prepararon para la aventura. Con el mapa en mano, comenzaron a caminar hacia el lugar indicado. El primer desafío los llevó al Río Rítmico, donde el agua fluía rápido. En la orilla, se encontraron con su amigo el pato Pablito.

"¿A dónde van tan apurados?" - preguntó Pablito, sacudiéndose las plumas.

"Vamos en busca de las zapatillas de rubí. ¿Nos ayudarías a cruzar el río?" - pidió Sarita.

"Claro que sí, pero primero tenemos que hacer un juego de adivinanzas. Si adivinan, los llevo. Si no, tendrán que hacer una danza de patitos" - dijo Pablito riendo.

José Luis y Sarita se miraron preocupados, pero decidieron intentarlo.

"OK, Pablito. ¡Adelante!" - dijo José Luis.

Las adivinanzas fueron difíciles, pero trabajando en equipo, lograron resolverlas. Pablito, con gusto, los ayudó a cruzar el río volando sobre sus espaldas.

Luego, continuaron su viaje hasta que llegaron a la montaña de Cristales. Allí, encontraron a la tortuga Tati, que era conocida por su sabiduría.

"Hola, viajeros. ¿Qué los trae por aquí?" - preguntó Tati, desperezándose.

"Buscamos las zapatillas de rubí que conceden deseos. ¿Tienes alguna pista?" - preguntó Sarita.

"Las zapatillas están custodiadas por un dragón amistoso, pero solo se les puede acercar quienes tengan un corazón valiente y una canción en su alma. Si quieren, puedo ayudarles con eso" - dijo Tati.

Sarita y José Luis se miraron. Estaban listos para aprender. Tati les mostró cómo componer una canción de valentía, y al final, juntos cantaron:

"Con coraje y con amor, juntos somos un resplandor. Nada nos detendrá, a las zapatillas iremos ya." - entonaron con fuerza.

Satisfecha, Tati los guió hasta la cueva del dragón. Al llegar, se encontraron con una gigantesca criatura de escamas brillantes que los miraba con curiosidad.

"¡Hola! Soy el dragón Dyno, ¿quiénes son ustedes?" - preguntó el dragón, con voz suave.

"¡Hola, Dyno! Somos José Luis y Sarita. Buscamos las zapatillas de rubí para hacer buenos deseos. Venimos con el corazón valiente y una canción. ¿Podemos pasar?" - dijo José Luis.

Dyno sonrió y les dijo:

"Solo los de buen corazón pueden acercarse. Canten su canción, y mostraré las zapatillas."

Con un poco de nervios, Sarita y José Luis comenzaron a cantar. Dyno movió su cola al ritmo, disfrutando de su música. Finalizada la canción, el dragón aplaudió.

"¡Maravilloso! ¡Entro en su corazón! Aquí están las zapatillas de rubí. Recuerden, los deseos deben ser para el bien de todos, jamás para uno solo."

Las zapatillas brillaban intensamente. Sarita miró a su tío y dijo:

"Quiero desear que toda la selva tenga siempre comida y agua. " - José Luis sonrió, orgulloso de su sobrina.

Dyno sonrió y le entregó a Sarita las zapatillas. Con un deseo bien intencionado, las zapatillas empezaron a brillar, llenando la selva de colores.

"Que todos compartan y celebren la abundancia. ¡Gracias, Dyno!" - exclamó Sarita emocionada.

"De nada, valientes. Recuerden siempre: la verdadera riqueza está en el amor y la amistad." - respondió el dragón mientras se desvanecía en un destello de luz.

José Luis y Sarita volvieron a su hogar, felices y llenos de enseñanzas. Desde ese día, fueron conocidos como los protectores de Villa Lagunita, y compartieron sus historias, fomentando la bondad y el amor entre todos sus amigos.

"Nunca olvidemos la valentía y lo importante de trabajar en equipo, ¿verdad, tío?" - dijo Sarita sonriendo.

"Exactamente, pequeña. Juntos, somos más fuertes y podemos lograr cosas increíbles." - respondió José Luis, mientras la selva celebraba en armonía.

FIN.

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