El león que encontró amigos en el jardín EMEI
En un hermoso día en Río Grande, un león muy gracioso decidió buscar amigos en los jardines de infantes.
El león se llamaba Leopoldo, y a pesar de ser simpático y divertido, nadie quería ser su amigo porque no se bañaba, y tenía un olor fuerte y desagradable.
Leopoldo anhelaba tener amigos, así que decidió tomar una decisión valiente: ¡iba a bañarse! Con determinación, se dirigió a un lago cercano y se sumergió por completo, jugando y chapoteando hasta que su pelaje quedó reluciente y olía a flores. Satisfecho con su nueva apariencia, Leopoldo se dirigió al jardín de infantes EMEI.
Al llegar al jardín, Leopoldo se encontró con un grupo de amigos y amigas que jugaban en el patio.
Todos se detuvieron al ver al león, asombrados por su presencia. -¡Miren, es un león! ¡Y está tan limpio y huele tan bien! -exclamó una niña emocionada. -Sí, nunca había conocido a un león así -dijo un niño con asombro.
Leopoldo se acercó lentamente, un poco nervioso por lo que dirían. -Hola, soy Leopoldo, un león muy gracioso que estaba buscando amigos. Antes no me querían porque no me bañaba, pero ahora eso ha cambiado.
¿Les gustaría ser mis amigos? -preguntó con esperanza en sus ojos. Los niños y niñas se miraron unos a otros, y luego, con sonrisas en sus rostros, asintieron emocionados. -¡Claro que sí, Leopoldo! ¡Queremos ser tus amigos! -exclamaron al unísono.
Desde ese día, Leopoldo se convirtió en el amigo más querido y divertido del jardín EMEI. Juntos, compartieron aventuras, juegos y risas, demostrando que la amistad va más allá de las apariencias.
Leopoldo aprendió que cuidar su higiene no solo le traía beneficios personales, sino que también le permitía conectarse con otros y formar lazos especiales. Y así, el león y sus nuevos amigos disfrutaron de días inolvidables, celebrando la importancia de la amistad y el cuidado personal.
FIN.