El León Rojo y su Fiesta de la Comida



En la vasta sabana africana, un león rojo llamado Leo se sentía diferente a los demás leones. Mientras que sus amigos pasaban el tiempo cazando y compitiendo en juegos de fuerza, Leo prefería explorar, recabar información sobre la flora y la fauna de su hogar.

Un día, mientras exploraba cerca de un arroyo, se encontró con una cebra llamada Cami que parecía muy preocupada.

"¿Qué te pasa, Cami?" - preguntó Leo.

"El Rey de la Sabana va a organizar un gran banquete para todos los animales, pero no tengo suficiente comida para llevar. Estoy muy triste porque no quiero presentarme con las manos vacías" - respondió Cami, con los ojos llenos de lágrimas.

Leo, moviendo su larga melena roja, dijo:

"No te preocupes, Cami. Yo tengo una idea. Podríamos organizar una recogida de comida. Invitemos a todos los animales a colaborar. Así nadie se queda afuera y todos podremos disfrutar juntos de la fiesta".

Cami sonrió, y así comenzó la aventura de Leo y Cami. Juntos, fueron de un lado a otro, convocando a todos los animales de la sabana. Cada uno podía traer un poco de comida: algunas frutas, hojas, incluso granos que almacenaban para el invierno.

"¡Hola, Elefante! ¿Podés ayudarnos a recolectar comida para el banquete?" - le pidieron a un enorme elefante que estaba tomando agua.

"Por supuesto, Leo, aquí estoy! Soy muy bueno trayendo hojas del árbol más alto" - respondió el Elefante feliz de ayudar.

Los días pasaban y todos puestos manos a la obra. Un buen día, mientras jugaban a buscar alimentos, un pájaro carpintero llamado Pipo se acercó volando.

"¿Qué hacen ustedes tan ocupados?" - preguntó curioseando.

"Estamos organizando la mejor fiesta de la sabana y todos están invitados" - dijo Leo.

Pipo, al escuchar eso, se emocionó mucho y dijo:

"Yo puedo hacer decoraciones para la fiesta, tengo muchas ideas para que sea colorida".

El día de la fiesta llegó, y todos los animales de la sabana estaban ansiosos. Habían recolectado una montaña de comidas deliciosas: jugosas frutas, tiernas hojas y sabrosos granos.

Sin embargo, a medida que la fiesta comenzaba, una sombra se cernía sobre ellos: el Rey de la Sabana, un león imponente de melena dorada, apareció en la escena.

"¿Qué se creen que están haciendo? ¡Esto no puede ser!" - rugió, lo que hizo que todos los animales se asustaran.

Leo, valiente, se acercó al Rey.

"Con todo respeto, Majestad, hemos organizado esta fiesta para compartir. Es un momento de unidad y alegría para todos".

El Rey le miraba con desconfianza, pero algo en la pasión de Leo le hizo dudar.

"¿Y quiénes son ustedes para unir a todos los animales?" - preguntó con tono desafiante.

"¿Por qué no lo intentamos juntos?" - propuso Cami, saliendo de detrás de Leo. "Hoy es un día especial y podemos mostrarle que trabajando juntos, todos podemos ser felices".

Con su corazón palpitando de nervios, el Rey decidió unirse a la fiesta. Lleno de curiosidad, se acercó a la mesa donde estaban los alimentos.

"He estado tan enfocado en ser el Rey, que olvidé lo que era disfrutar con los demás" - admmitió el Rey en un susurro, siguiendo la percepción de Leo y Cami.

La fiesta fue un éxito rotundo. El Rey se dio cuenta de lo importante que era compartir y celebrar juntos, no solo ser el rey. ¡Todo el mundo se divirtió, bailó y saboreó las delicias que habían traído!

Al final del día, el Rey se dirigió a Leo y Cami.

"Gracias por recordarme que la alegría se encuentra en la unión. De ahora en adelante seré un Rey que comparte y celebra".

Desde ese día, Leo no solo fue conocido como el león rojo, sino como el león que unió a la sabana, mientras que la fiesta se convirtió en una tradición que marcó el comienzo de un nuevo ciclo de cooperación entre los animales.

La sabana aprendió que, en la diversidad y el trabajo en equipo, encontraban su verdadera fuerza y felicidad.

FIN.

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