El León Valiente y la Cebra Astuta



En un bosque fantástico muy helado, donde las copas de los árboles brillaban como diamantes por la escarcha, vivía un león valiente llamado Leo. A su lado, tenía a su mejor amiga, una cebra astuta llamada Zuri. Ambos eran muy diferentes, pero compartían una gran amistad.

Una mañana, mientras la nieve caía suavemente, Leo y Zuri se dieron cuenta de que los días fríos se volvían cada vez más intensos.

"¡Zuri! Necesitamos encontrar un lugar seguro para protegernos del frío. No puedo soportar más este hielo" - dijo Leo, temblando un poco.

"Tienes razón, Leo. Vamos a hacer un plan. Yo conozco un par de rutas que pueden llevarnos a un lugar cálido" - respondió Zuri, moviendo su cola con entusiasmo.

Con su valentía y astucia, los amigos se pusieron en marcha. Después de un rato, encontraron un arroyo congelado que debían cruzar.

"¿Cómo cruzamos?" - preguntó Leo, viendo que la superficie parecía inestable.

"Déjame pensar... ¡Ya sé!" - exclamó Zuri. "Podemos saltar de piedra en piedra. Solo debemos tener cuidado y no deslizarnos".

Leo se sintió un poco nervioso, pero confiaba en su amiga. Juntos, saltaron de piedra en piedra, riendo y alentándose mutuamente. Al llegar al otro lado, Leo exclamó:

"¡Lo logramos! Eres una gran pensadora, Zuri!"

"Y tú un gran saltador, Leo" - respondió la cebra, sonriendo.

Continuaron su camino y, poco después, encontraron un gigantesco árbol con un tronco hueco.

"¿Qué tal si nos refugiamos aquí?" - sugirió Zuri.

"¡Buena idea!" - dijo Leo. "Pero, ¿y si algún animal peligroso decide hacer de este árbol su hogar?"

"Podemos hacer un poco de ruido para espantarlos" - sugirió Zuri, moviendo su cola.

Leo y Zuri comenzaron a hacer ruido, aplaudiendo y gritando, hasta que un búho muy viejo, que estaba durmiendo en una rama, se despertó.

"¡Chicos! ¿Qué pasa aquí?" - preguntó el búho.

"Estamos buscando un refugio para protegernos del frío" - explicó Zuri.

"¿Por qué no vienen a mi cueva? ¡Hace mucho más calor allí!" - dijo el búho, mientras los guiaba.

Leo y Zuri estaban muy agradecidos por la invitación. Al llegar a la cueva, se sorprendieron al ver que era un lugar acogedor, decorado con hojas secas y lleno de calor.

"¡Es perfecto!" - exclamó Leo. "Gracias, viejo búho".

"De nada, amigos. Recuerden que siempre hay forma de salir adelante si trabajan juntos y piensan con ingenio" - respondió el búho, sonriendo sabio.

Después de un tiempo en la cueva, Zuri se dio cuenta de que debían ayudarse a sí mismos y a los demás animales del bosque.

"¿Y si organizamos una fiesta para celebrar nuestra amistad y compartir el calor?" - propuso.

"¡Qué buena idea, Zuri! Vamos a invitar a todos" - respondió Leo, emocionado.

Así fue como Leo y Zuri, junto al búho, comenzaron a invitar a amigos: zorros, conejos y hasta a un oso que había estado solitario. Pero, al llegar la festividad, el clima se volvió más frío, y todos temieron que no podrían llegar a tiempo.

"No dejemos que el frío nos detenga. ¡Podemos ayudarnos a todos a llegar!" - dijo Zuri con determinación.

"¡Sí! ¡Vamos!" - afirmó Leo, sintiéndose fuerte y valiente nuevamente.

Juntos, organizaron una cuerda de animales, uno detrás del otro, ayudando a los más pequeños a atravesar la nieve. Al final, todos llegaron a la cueva de manera segura y con gran alegría.

La fiesta fue un éxito. Cantaron canciones, compartieron historias y, sobre todo, se sintieron más cálidos porque estaban juntos. Leo y Zuri aprendieron que, aunque se enfrentaron a muchos obstáculos, su valor y la astucia de Zuri, unidas a la amistad, los llevaron a un lugar cálido.

Y así, en ese bosque fantástico, el frío jamás podría apoderarse de su alegría y amistad.

FIN.

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