El león y el conejo
En la selva vivía un león imponente y poderoso, que se consideraba el rey absoluto de todos los animales. Un día, mientras paseaba por su territorio, se topó con un conejo pequeño y ágil.
El león, sintiéndose superior, decidió burlarse del conejo. -Hola, pequeño y débil conejo. ¿Qué haces en mi territorio? -dijo el león con arrogancia. El conejo, manteniendo la calma, respondió -Perdón, señor león. Solo buscaba un lugar donde vivir en paz.
El león, divertido por la respuesta del conejo, decidió hacerle una propuesta desafiante. -Muy bien, conejo. Te daré una oportunidad. Si puedes superar tres pruebas que te pondré, te dejaré vivir en mi territorio. El conejo, sin dudarlo, aceptó el reto.
La primera prueba consistía en correr a través de un laberinto lleno de peligros. El conejo, usando su astucia, logró superarla. La segunda prueba era encontrar comida en medio de la selva en una noche oscura.
El conejo, con su aguda visión y su olfato, logró superarla también. La tercera y última prueba era enfrentar al león en un combate cuerpo a cuerpo. El conejo, sabiendo que era imposible vencer al león en fuerza, ideó un plan.
-Señor león, antes de enfrentarnos, me gustaría proponerle algo. ¿Qué tal si medimos quién puede hacer reír a más animales de la selva? El león, confiado en su poder, aceptó.
El conejo, con su ingenio y simpatía, logró hacer reír a todos los animales con sus chistes y ocurrencias. El león, enojado por no lograr su objetivo, reconoció la astucia y valentía del conejo. -¡Felicidades, conejo! Has superado las pruebas con tu inteligencia y amabilidad.
A partir de hoy, tendrás tu lugar en mi territorio y serás respetado por todos. El conejo, agradecido, comprendió que la verdadera grandeza no se encuentra en la fuerza bruta, sino en el ingenio y la bondad.
Desde entonces, el león y el conejo se convirtieron en grandes amigos y juntos enseñaron a todos los animales el valor de la humildad, la valentía y la amistad.
FIN.