El león y el niño valiente


Había una vez un niño llamado Pablo, que era muy valiente y siempre estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío. Un día, mientras paseaba por el parque, algo inesperado sucedió: se encontró cara a cara con un león feroz.

Pablo se asustó mucho al ver al imponente animal rugiendo frente a él. Su corazón latía tan rápido como los tambores de una batucada. Sin embargo, en lugar de salir corriendo, decidió enfrentar la situación con valentía.

"Hola, señor león", dijo Pablo intentando sonreír aunque sus piernas temblaban-. "¿Qué te trae por aquí?"El león lo miró con sorpresa y se dio cuenta de que aquel niño no tenía miedo de él.

Decidió bajar su guardia y contestar:"¡Hola! Estoy buscando comida porque tengo mucha hambre". Pablo reflexionó unos segundos y luego propuso:"Tengo una idea. ¿Por qué no vamos juntos a buscar comida? Seguro encontraremos algo delicioso para compartir".

El león dudó al principio, pero la amabilidad de Pablo lo convenció. Juntos caminaron por el parque en busca de alimentos. Mientras recorrían el lugar, comenzaron a escuchar los llantos provenientes de un árbol cercano.

Se acercaron curiosos y descubrieron a un gatito atrapado entre las ramas. Pablo mostró compasión hacia el pequeño felino y sugirió:"Señor León, ¿por qué no utilizamos tu fuerza para rescatar al gatito? Así podremos ayudarlo y demostrar que todos podemos ser valientes".

El león asintió y con un rugido poderoso, liberó al gatito del árbol. El pequeño felino se acurrucó en los brazos de Pablo, agradecido por su valentía. Continuaron su búsqueda de comida y encontraron una canasta llena de frutas frescas.

Decidieron compartirla entre ellos y disfrutaron de una merienda deliciosa. Durante ese momento, el león reflexionó sobre lo ocurrido. Se dio cuenta de que no siempre tenía que ser feroz para conseguir lo que necesitaba. La amabilidad y la valentía también eran importantes.

"Pablo" , dijo el león con gratitud-. "Gracias por enseñarme que puedo utilizar mi fuerza para realizar buenas acciones". "De nada, señor León", respondió Pablo sonriendo-. "Todos tenemos algo positivo dentro de nosotros, solo hay que descubrirlo".

Desde aquel día, el león feroz se convirtió en un protector del parque y utilizaba su fuerza para ayudar a quienes lo necesitaban. Y Pablo continuó siendo un niño valiente e inspirador, recordando siempre la importancia de la amabilidad y la valentía.

Así termina esta historia infantil llena de enseñanzas: no importa cuán asustado te sientas, siempre puedes encontrar una manera de enfrentar tus miedos y convertirlos en oportunidades para crecer.

Dirección del Cuentito copiada!