El León y la Banda de Emociones
En la hermosa selva de Colores Brillantes, vivía un león llamado Lio. Lio era un león muy especial, no solo porque era el rey de la selva, sino también porque tenía una gran sabiduría sobre las emociones.
Un día, mientras Lio descansaba bajo su árbol favorito, escuchó llantos suaves. Sigilosamente se acercó y vio a su amiga la cebra, Zara, con lágrimas en los ojos.
"¿Zara, qué te pasa?" -preguntó Lio con voz suave.
"Estoy triste porque mi banda de amigos no quiere jugar hoy..." -respondió Zara, sollozando.
Lio pensó un momento.
"Entiendo, a veces la tristeza llega, pero también pasará. Vamos a hacer algo especial para que te sientas mejor. ¿Qué te parece hacer una fiesta de emociones?"
"¿Fiesta de emociones?" -preguntó Zara, intrigada.
"Sí, invitaremos a todos y compartiremos nuestras emociones. Así aprenderemos a entenderlas juntos."
Zara sonrió un poco y pegó un salto, recuperando su ánimo. Entonces, Lio y Zara comenzaron a recorrer la selva, invitando a todos los animales: el elefante, la jirafa, el loro y muchos más. Cada uno debía traer algo que representara su emoción.
El día de la fiesta, los animales se reunieron alrededor del árbol de Lio. Cada uno empezó a compartir.
- El elefante, con trompetas de alegría, dijo: "¡Estoy feliz porque hoy puedo compartir con todos ustedes!" -y comenzó a bailar.
- La jirafa, con un poco de vergüenza, confesó: "A veces me siento insegura, pero estoy aprendiendo a ser valiente."
Luego, el loro, con plumas brillantes, voló alto y exclamó: "Yo siempre tengo miedo de caer, pero sé que volar es lo que más amo."
Lio escuchaba atentamente, sintiéndose orgulloso de sus amigos, y luego decidió compartir.
"Yo también siento cosas diferentes. A veces me siento solo, pero con ustedes me siento fuerte y amado. Y mi mayor alegría es que somos un equipo."
Todos los amigos comenzaron a aplaudir y a reír.
"Entonces, ¿vamos a jugar juegos que todos disfrutemos?" -sugirió Zara, emocionada.
Al día siguiente, mientras todos jugaban, un pequeño mono llamado Milo se acercó a ellos, con ojos grandes y asustados.
"Discúlpenme... No sé si debo jugar. Estoy muy nervioso."
Lio se acercó a Milo y le dijo con ternura:
"Está bien sentir miedo, pero hoy es un día especial. Te invito a jugar con nosotros. Todos sentimos un poquito de miedo a veces. Podemos ser valientes juntos."
Milo respiró hondo y decidió unirse, poco a poco. Al final del día, el pequeño mono se estaba riendo y jugando con sus nuevos amigos.
Así, la fiesta de emociones se hizo un evento regular en la selva. Cada mes, los animales se reunían, compartían emociones y aprendían a aceptarse unos a otros. La tristeza y el miedo se transformaron en alegría y valentía, gracias a la sabiduría del león Lio.
Y así, todos en la selva aprendieron que aceptar y expresar sus emociones era el mejor camino hacia la amistad verdadera.
Fin.
FIN.