El León y la Ratita Valiente
En la gran selva, un poderoso león llamado Rufián gobernaba con su rugido y su fuerza. Todos los animales le temían, pero había una pequeña ratita llamada Lila que no lo temía tanto.
Una mañana, mientras todos los animales estaban reunidos, el león declaró: "Hoy demostraré quién manda aquí. ¡Nadie puede desafiarme!".
Los animales temblaban de miedo, pero Lila, que tampoco quería que sus amigos sufrieran, decidió actuar. Se acercó al león con valentía y le dijo: "Rufián, no necesitas ser tan feroz. Todos en la selva te respetan, pero también les asustas. Puede que tu fuerza no sea lo único que importe."
El león se rió con desprecio y dijo: "¿Y tú quién sos, una simples ratita, para darme consejos?".
Lila sonrió y dijo: "Soy Lila, y aunque soy pequeña, tengo grandes ideas. ¿Y si usas tu fuerza para ayudar a los demás en lugar de asustarlos?".
Rufián se quedó pensando. "¿Tú lo crees?".
Lila asintió: "Sí, si los animales ven que eres un buen rey, te respetarán aún más y no tendrás que rugir para que te escuchen. Juntos, podríamos hacer de la selva un lugar mejor."
Intrigado, el león decidió escucharla. A partir de ese día, Rufián empezó a utilizar su fuerza para proteger a los más débiles. Ayudaba a los conejos a escapar de los peligros y guiaba a las aves a hacer sus nidos en los mejores árboles.
Los animales, sorprendidos por el cambio del león, empezaron a acercarse a él sin miedo. "¡Gracias, Rufián!" decían los animales. "Eres el mejor rey que podríamos tener."
Sin embargo, había otro problema en la selva: un gran jaguar estaba causando estragos. Los animales estaban aterrorizados. "Rufián, ¡tú debes hacer algo!" le decía Lila.
El león se preocupó, pero se acordó de cómo había cambiado su manera de actuar. "¡No temas!" dijo a todos. "Ahora sabemos que la fuerza no es sólo rugir, sino también defender a nuestros amigos."
Con la valentía de Lila, Rufián reunió a todos los animales. Juntos idearon un plan: rodear al jaguar y mostrarle que la selva estaba unida. Cuando el jaguar apareció, los animales se agruparon alrededor de Rufián y empezaron a rugir y chillar, creando un sonido ensordecedor.
El jaguar, asustado ante el inesperado ataque de la comunidad, se dio la vuelta y se fue, nunca más para volver.
Los animales celebraron su victoria en una gran fiesta. "¡Gracias, Rufián! Eres valiente y fuerte, pero ahora también eres justo!" dijo una tortuga.
Lila, feliz, miró al león y dijo: "Verás, Rufián, lo pequeño también puede hacer grandes cambios. Juntos, somos más fuertes".
Desde entonces, Rufián se convirtió en el mejor rey que la selva jamás había tenido, y todo gracias a una ratita valiente que enseñó a todos que la verdadera fuerza está en el corazón y en la unión de la comunidad.
FIN.