El León y la Rosa



Había una vez en la selva un majestuoso león llamado Leopoldo. Leopoldo era valiente, fuerte y siempre cuidaba de los demás animales de la selva. Un día, mientras paseaba por su reino, se encontró con una hermosa rosa llamada Rosalía.

La rosa era delicada, hermosa y desprendía un suave aroma que llenaba de alegría el lugar donde crecía. - ¡Hola, Leopoldo! -saludó Rosalía con una dulce voz. - ¡Hola, Rosalía! ¿Qué te trae por estos lares? -respondió Leopoldo con curiosidad.

- He venido a pedirte un favor, Leopoldo. He escuchado que eres un león valiente y noble, y quisiera que me ayudaras a protegerme de los animales que intentan dañarme -explicó Rosalía con tristeza.

Leopoldo, conmovido por la petición de la rosa, prometió protegerla con todas sus fuerzas. A partir de ese día, Leopoldo visitaba a Rosalía todos los días, cuidando de que ninguna criatura le hiciera daño.

Sin embargo, un día, una manada de hienas malvadas decidió atacar a Rosalía para robar su belleza y destruir su fragancia. Leopoldo, al enterarse, corrió hacia donde se encontraba la rosa y enfrentó a las hienas valientemente. Luego de una feroz batalla, logró espantar a las hienas y salvar a Rosalía.

A partir de ese día, Leopoldo y Rosalía se convirtieron en amigos inseparables.

Leopoldo aprendió que la valentía va de la mano con la nobleza, y Rosalía descubrió que, a pesar de su fragilidad, tenía mucho poder para inspirar coraje y determinación en los demás. Juntos, enseñaron a todos los animales de la selva que, a través del amor y la amistad, se pueden superar cualquier desafío.

Y así, el león y la rosa vivieron felices protegiendo y alegrando la selva para siempre.

FIN.

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