El León y la Selva Sabia
En una selva llena de colores, sonidos y aromas, vivía un león llamado Leo. Era el rey de la selva, conocido por su hermosa melena dorada y su rugido potente que resonaba entre los árboles. Sin embargo, Leo no era como los otros leones. Más allá de ser el rey, a Leo le encantaba aprender sobre todos los animales que habitaban su hogar.
Un día, mientras exploraba un rincón de la selva, Leo escuchó un suave murmullo. Se acercó y descubrió a una tortuga llamada Tina, quien se encontraba en un charco, conversando con un grupo de aves.
"¿Qué están haciendo?" - preguntó Leo, curioso.
"¡Hola, Leo! Estamos hablando sobre la importancia de cuidar nuestro hogar, la selva" - respondió una colorida lorita.
"¿Cuidar la selva?" - preguntó el león, intrigado.
"Sí, porque todos los animales dependemos de ella para vivir. Si no la cuidamos, podríamos perder nuestro hogar" - agregó Tina, moviendo lentamente su cabeza.
Leo sintió un nudo en su estómago. "Siempre he pensado que la selva era lo suficientemente grande para todos, pero... ¿qué significa realmente cuidar la selva?"
"Significa ser responsables y proteger a todos los seres vivos aquí. ¡Como nosotros!" - exclamó un tucán que estaba cerca.
Al escuchar esto, Leo decidió que tenía que aprender más. Así que les propuso a sus amigos del bosque un día de aventuras educativas para descubrir cómo cuidar mejor la selva.
"¡Rugido de alegría!" - dijo Leo. "Vamos a ver qué podemos hacer juntos para ayudar a nuestra selva."
Los animales se reunieron y formaron un pequeño consejo. Allí estaban la tortuga Tina, el tucán, una bandada de monos traviesos, un grupo de ardillas muy activas y muchos otros amigos.
El primer lugar que decidieron visitar fue el río. Se encontraron con Rocco, el pez, quien les explicó sobre la contaminación.
"Es triste ver cómo a veces los humanos dejan basura en el agua. Eso hace daño a los peces, a las plantas y a todos ustedes" - dijo Rocco con tristeza.
"¿Y qué podemos hacer?" - preguntó Leo, preocupado.
"Pueden ayudar a recoger la basura y asegurarse de no dejar nada cuando se divierten cerca del agua" - respondió Rocco, mostrando su aleta con determinación.
Movedizos y entusiasmados, los animales pasaron toda la tarde recogiendo basura y conversando sobre la importancia de un río limpio. Leo también aprendió que cuando él se sentía fuerte y poderoso, era su responsabilidad cuidar a los más débiles.
Al día siguiente, decidieron visitar el bosque. Allí se encontraron con una familia de ardillas que estaban construyendo un nido.
"¿Por qué están ocupadas?" - preguntó Leo.
"Estamos recolectando ramas y hojas, pero algunas personas cortan árboles para llevarse la madera. Tienen que entender que cada árbol es el hogar de muchos animales" - respondió una ardilla angustiada.
Luego de escuchar esto, Leo tuvo una idea brillante.
"¡Hagamos una gran fiesta para educar a los demás animales de la selva!" - exclamó emocionado.
Los animales aplaudieron. Sería una fiesta donde compartirían historias, canciones y juegos para enseñar a todos sobre el cuidado de la selva.
El día de la fiesta, la selva se llenó de música, risas y colores. Todos los animales se unieron en un gran círculo, donde Leo tomó la palabra.
"Queridos amigos, hoy hemos aprendido la importancia de cuidar nuestro hogar, de proteger el agua, los árboles y a cada uno de nosotros. ¡Seamos siempre guardianes de nuestra selva!"
Los animales aplaudieron y comenzaron a contar sus propias historias sobre la selva. Juntos prometieron cuidar la naturaleza que tanto amaban.
Leo se sintió feliz y orgulloso. Ya no solo era el rey, era un rey responsable que enfatizaba la importancia de cuidar a su hogar y a sus amigos. Desde entonces, la selva no solo fue su reino, sino un lugar donde todos se unieron en armonía.
Así, Leo y sus amigos continuaron viviendo en la selva, siempre aprendiendo y cuidando, recordando que cada pequeño esfuerzo cuenta. Y así, la selva floreció, convirtiéndose en un lugar aún más hermoso cada día.
FIN.