El León y los Colores de la Felicidad


Había una vez un león llamado León que vivía en una casa grande en medio de la selva. Era una tarde de lluvia y León estaba aburrido dentro de su casa.

Miraba por la ventana cómo las gotas caían del cielo y pensaba en qué hacer para entretenerse. De repente, golpearon a la puerta. León se sorprendió y fue corriendo a abrir.

¡Era su abuela! La abuela venía con un paraguas colorido para protegerse de la lluvia. "¡Hola, querido León! ¿Cómo estás pasando esta tarde tan lluviosa?"- dijo la abuela con una sonrisa. León respondió tristemente: "Estoy muy aburrido, no sé qué hacer. "La abuela se acercó a él y le dio un fuerte abrazo.

"No te preocupes, León. Tengo una idea maravillosa para alegrar tu día. "-La abuela sacó de su bolsillo unas galletitas y las colocó frente a la ventana.

En ese momento, aparecieron tres ardillas lindas que comenzaron a comerlas mientras saltaban y jugaban bajo la lluvia. León quedó impresionado al ver cómo las ardillas disfrutaban tanto de algo tan simple como unas galletitas bajo la lluvia.

"Abuela, ¡eso es genial! Me encanta ver a las ardillas divirtiéndose así"- exclamó emocionado. La abuela sonrió y dijo: "León, aprendamos algo importante hoy: no necesitamos cosas complicadas para ser felices. A veces, las cosas más simples nos llenan de alegría.

Observa cómo las ardillas encuentran la diversión en lo que tienen a su alcance. "-León asintió con la cabeza y decidió seguir el ejemplo de las ardillas. Salió corriendo al jardín bajo la lluvia y comenzó a saltar en los charcos, sintiendo cada gota mojar su pelaje.

Mientras jugaba, León descubrió algo maravilloso. En medio del jardín, había un arcoíris formado por los rayos del sol atravesando la lluvia. Era tan hermoso que León no podía apartar sus ojos de él.

"¡Abuela, ven rápido! ¡Hay un arcoíris en el jardín!"- gritó León emocionado. La abuela salió corriendo y quedó maravillada al ver aquel espectáculo de colores en medio de la tarde gris.

"León, este es otro ejemplo de cómo las cosas simples pueden ser realmente especiales"- dijo ella conmovida. Desde ese día, León aprendió a valorar las pequeñas cosas y a encontrar alegría incluso en los días más grises.

Cada vez que llovía, él salía corriendo al jardín para disfrutar del arcoíris y recordar el importante mensaje que su abuela le había enseñado: la felicidad está en nuestra actitud hacia las cosas más simples de la vida.

Y así, León vivió feliz junto a su abuela, rodeado de amor y siempre dispuesto a encontrar la belleza en cada momento.

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