El libro de Ana



Un día, mientras caminaba por el parque con su cámara en mano, Ana se topó con un hombre mayor que estaba pintando un hermoso paisaje. - Hola, ¿qué estás haciendo? - preguntó Ana con curiosidad.

- Estoy pintando este paisaje para mi próxima exposición en la galería de arte - respondió el hombre con una sonrisa amable. - ¡Qué lindo! Yo también me gusta capturar momentos y paisajes con mi cámara - dijo Ana entusiasmada.

El hombre observó las fotos de Ana y quedó impresionado por su talento. - Sabes qué, pequeña, tienes mucho talento y potencial. Deberías hacer algo más grande con tus fotos - sugirió el hombre.

Ana se emocionó ante la idea de hacer algo más grande, pero no sabía cómo empezar. El hombre le dio algunos consejos sobre cómo seleccionar las mejores fotos y organizarlas en un libro de fotografías.

Con sus nuevos conocimientos e inspiración, Ana comenzó a tomar aún más fotos cada vez que podía: atardeceres espectaculares desde su ventana del cuarto, flores hermosas del jardín de su casa y escenas cotidianas del parque cerca a su hogar.

Sin embargo, cuando intentaba armar su libro de fotografías se daba cuenta que necesitaba aprender algunas habilidades técnicas para poder armarlo como lo imaginaba. Fue entonces cuando decidió buscar ayuda adicional al respecto.

Encontró un grupo local de fotografiá donde asistió a talleres gratuitos los fines de semana sobre cómo editar y diseñar libros fotográficos. Allí hizo amigos quienes también compartían sus intereses y pasión por la fotografía. Luego de meses de trabajo duro, Ana finalmente logró completar su libro de fotos.

Con el apoyo y la ayuda del hombre mayor que había conocido en el parque, sus amigos del grupo fotográfico y su familia, logró imprimir y publicar su propio libro. El día del lanzamiento de su libro en una tienda local fue muy emocionante para Ana.

Muchos amigos y vecinos asistieron al evento para felicitarla por su gran logro. - ¡Felicidades Ana! Tu libro es hermoso - dijo el hombre mayor mientras le entregaba un ramo de flores.

- Gracias a ti por ayudarme a creer en mi misma y por darme los consejos necesarios para hacer realidad este sueño -respondió Ana con lágrimas en los ojos. A partir de ese momento, Ana se sintió más segura sobre sí misma como artista.

Sabía que no importaba cuán joven fuera, podía alcanzar cualquier meta que se propusiera si trabajaba duro e iba detrás de sus sueños con pasión.

FIN.

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