El libro de la felicidad



Julia era una adolescente de 16 años que vivía en Italia en la primavera del año 2050. Era una chica muy inteligente y estudiosa, pero a menudo se sentía sola y triste.

Sus padres trabajaban todo el día y ella no tenía muchos amigos en la escuela. Un día, mientras caminaba por el parque después de clases, encontró un pequeño libro abandonado en un banco.

Al principio pensó dejarlo allí, pero algo le llamó la atención y decidió tomarlo. Cuando llegó a casa, comenzó a leer el libro y descubrió que se trataba de una guía para encontrar la felicidad. Julia estaba fascinada con las ideas del libro y decidió ponerlas en práctica.

Al día siguiente, cuando fue a la escuela, decidió sonreír más seguido e intentar hablar con sus compañeros de clase. Para su sorpresa, descubrió que había muchas personas interesantes con las cuales podía conversar.

"Hola Julia ¿cómo estás?"- saludaron algunos chicos al verla llegar. "Bien gracias ¿y ustedes?"- respondió Julia con una gran sonrisa. Poco a poco fue haciendo nuevos amigos y sintiéndose más feliz consigo misma.

Pero lo más importante que aprendió fue que la verdadera felicidad no viene de afuera sino desde adentro. Un día, mientras paseaba por el parque nuevamente, se encontró con un anciano sentado en un banco. El hombre parecía triste así que Julia decidió acercarse para hablarle.

"Hola señor ¿está bien?"- preguntó preocupada. "No estoy muy bien joven"- respondió el anciano con tristeza. "¿Puedo ayudarlo en algo?"- ofreció Julia amablemente. El anciano le contó que había perdido a su esposa hace unos años y se sentía muy solo.

Julia recordó las enseñanzas del libro y decidió invitar al señor a tomar un café para conversar. Durante la charla, el anciano comenzó a sonreír y contar historias divertidas de su juventud.

Julia se dio cuenta de que estaba haciendo una gran diferencia en la vida de alguien más y eso la hizo sentir muy feliz. Desde ese día, Julia decidió dedicar parte de su tiempo libre a visitar a personas mayores que vivían solas.

Descubrió que podía hacer una gran diferencia en sus vidas simplemente escuchándolos y haciéndoles compañía. Julia aprendió que la felicidad no es algo que se encuentra afuera sino algo que uno crea desde adentro.

Y descubrió también que cuando hacemos felices a los demás, nos hacemos felices a nosotros mismos. Así fue como esta adolescente encontró su propósito en la vida: hacer felices a los demás. Y gracias al pequeño libro abandonado en el parque, logró cambiar su vida para siempre.

FIN.

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