El Libro de los Deseos de Lola



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía una niña llamada Lola, que siempre estaba ansiosa por descubrir cosas nuevas y vivir emocionantes aventuras.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, encontró un antiguo libro con tapas de cuero y páginas amarillentas. Intrigada, decidió llevárselo a casa para leerlo. Al abrir el libro, una luz brillante lo iluminó y de repente apareció ante ella un hada madrina.

La hada le dijo a Lola: "Querida niña, has demostrado valentía al tomar este libro olvidado en el bosque. Como recompensa, te concedo un deseo especial: cada acto que realices tendrá una consecuencia mágica".

Lola no podía creerlo y emocionada comenzó a pensar en todas las cosas maravillosas que podría hacer con ese poder. Decidió empezar ayudando a los demás: regando las plantas de los vecinos, reagarrando la basura del parque y compartiendo juguetes con niños menos afortunados.

Pronto comenzaron a suceder cosas sorprendentes en Villa Esperanza. Las plantas que Lola regaba crecían más rápido y florecían con colores brillantes, el parque se veía más limpio y hermoso que nunca, y los niños que recibían juguetes de Lola parecían más felices y amables.

Un día, mientras ayudaba a una anciana a cruzar la calle, escuchó unos ladridos desesperados provenientes de un callejón cercano. Sin dudarlo, corrió hacia allí y encontró a un cachorrito atrapado entre unas cajas.

Con cuidado lo liberó y lo llevó al refugio de animales donde le dieron refugio y cuidados. Pero no todo sería tan sencillo como parecía.

Una tarde, cuando estaba jugando en el parque con sus amigos, vio a unos chicos mayores molestando a un gatito indefenso. Sin pensarlo dos veces se acercó para defender al animalito pero los chicos enfurecidos decidieron gastarle una broma pesada escondiéndole sus pertenencias.

Después de buscar por todos lados sin éxito sus cosas perdidas volviendo triste y desanimada a casa comprendió que cada acto tenía su consecuencia buena o mala según la intención detrás del mismo.

Decidiendo aprender de esa experiencia decidió disculparse con los chicos mayores e invitarlos junto con el gatito rescatado al parque para jugar juntos como amigos demostrándoles cómo se puede cambiar algo negativo en positivo si uno así lo decide.

Y así fue como Lola aprendió la valiosa lección de que todos los actos tienen una consecuencia pero depende de nosotros elegir hacer el bien para ver resultados positivos en nuestro entorno.

FIN.

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