El Libro de los Hechizos Responsables



Antonella era una niña muy curiosa y soñadora. Siempre se preguntaba cómo sería si pudiera hacer magia como en los cuentos de hadas que leía todas las noches antes de dormir.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Antonella encontró un pequeño libro con un título mágico: "El Libro de los Hechizos". Sin pensarlo dos veces, lo abrió y comenzó a leerlo.

De repente, sintió una extraña sensación en su cuerpo y vio que sus manos comenzaban a brillar. - ¡Increíble! -exclamó Antonella-. ¡Estoy haciendo magia! Antonella estaba tan emocionada que no podía dejar de experimentar con su nuevo poder. Pero pronto descubrió que la magia tenía consecuencias y debía ser utilizada con cuidado.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, uno de ellos se lastimó al caerse del columpio. Antonella recordó su habilidad mágica y decidió intentar sanar la herida con un hechizo.

- Abracadabra, sanará tu herida -dijo Antonella mientras movía su varita mágica. Pero para su sorpresa, la herida empeoró en lugar de mejorar.

Antonella se dio cuenta de que había utilizado mal la magia y aprendió una valiosa lección: nunca usarla para hacer daño o sin saber exactamente lo que hacía. A partir de ese momento, Antonella empezó a estudiar más sobre la magia y sus efectos. Practicaba cada día para mejorar sus habilidades pero siempre recordando las enseñanzas aprendidas.

Un día, cuando Antonella estaba caminando por el bosque otra vez, se encontró con un pequeño animal que estaba atrapado en una trampa. Antonella sabía que debía ayudarlo y decidió utilizar su magia para liberarlo.

- Abracadabra, te libero de tu prisión -dijo Antonella mientras movía su varita mágica. De repente, la trampa desapareció y el animalito pudo correr libremente. Antonella sintió una gran alegría en su corazón al saber que había utilizado la magia correctamente para ayudar a otro ser vivo.

Desde ese día en adelante, Antonella utilizaba su magia sólo para hacer el bien y siempre recordaba las enseñanzas aprendidas. Se convirtió en una persona más responsable, amable y compasiva gracias a sus aventuras mágicas.

Y así fue como Antonella descubrió que la verdadera magia no está en los hechizos sino en el poder de hacer el bien con nuestras acciones.

FIN.

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