El libro de los sueños mágicos



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Laurita. Desde muy pequeña, Laurita siempre había sido una niña soñadora. Pasaba horas y horas imaginando historias fantásticas y aventuras emocionantes que le gustaría vivir.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, se encontró con un libro mágico. Era un libro antiguo y polvoriento que parecía haber estado olvidado por mucho tiempo. Intrigada, Laurita lo abrió y comenzó a leer.

Para su sorpresa, cada palabra que pronunciaba en voz alta se volvía realidad. Emocionada por su descubrimiento, decidió utilizar ese poder para hacer realidad algunos de sus sueños más queridos.

Laurita cerró los ojos y dijo: "¡Quiero ser una princesa!" En un abrir y cerrar de ojos, se encontró vestida con un hermoso vestido rosa y una corona brillante en la cabeza. Se sentía como si estuviera caminando sobre las nubes.

Pero pronto se dio cuenta de que ser princesa no era tan divertido como pensaba. Tenía muchas responsabilidades y no podía jugar ni divertirse como solía hacerlo.

Así que rápidamente dijo: "¡Deseo volver a ser yo misma!"De repente, el vestido desapareció y la corona cayó al suelo. Ahora estaba nuevamente vestida con su ropa normal, pero con una sonrisa en el rostro. Laurita entendió entonces que no necesitaba ser otra persona para vivir aventuras emocionantes.

Decidió aprovechar su imaginación al máximo y crear su propio mundo de fantasía. Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, se encontró con un árbol misterioso. Este árbol tenía una puerta pequeña en su tronco y Laurita decidió entrar a explorar.

Al cruzar la puerta, se encontró en un mundo lleno de criaturas mágicas y paisajes increíbles. Había hadas que volaban entre las flores, unicornios que corrían por los prados y dragones amigables que escupían burbujas de colores.

Laurita pasó horas jugando y riendo con sus nuevos amigos. Pero pronto se dio cuenta de que extrañaba a su familia y quería compartir todas estas maravillas con ellos.

Decidió regresar a casa, pero antes le pidió al árbol mágico un último deseo: "¡Quiero poder llevar este mundo de fantasía conmigo!"El árbol asintió y regaló a Laurita una pequeña semilla brillante.

Le dijo que si plantaba la semilla en su jardín, cada vez que quisiera volver al mundo mágico solo tendría que cerrar los ojos y pensar en él. Laurita llegó a casa emocionada y plantó la semilla en el jardín trasero.

Cerrando los ojos e imaginando el lugar maravilloso donde había estado, abrió los ojos para encontrarse nuevamente rodeada por hadas, unicornios y dragones. Desde ese día en adelante, Laurita disfrutaba del mejor de los dos mundos: vivir aventuras fantásticas en su mundo imaginario mientras también compartía momentos especiales con su familia en el mundo real.

Y así, Laurita aprendió que los sueños pueden hacerse realidad si se usan de la manera correcta. Descubrió que no necesitaba ser otra persona para vivir aventuras emocionantes y que su imaginación era su mejor aliada.

Desde entonces, Laurita continuó soñando y creando historias mágicas en su mundo de fantasía entre hadas, unicornios y dragones.

Y aunque todos sabían que esos personajes eran solo fruto de su imaginación, Laurita les enseñó a todos que los sueños son poderosos y pueden llevarnos a lugares maravillosos si creemos en ellos.

FIN.

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