El libro de los sueños mágicos
Había una vez una nena llamada Sofía que siempre tenía miedo de irse a dormir porque tenía pesadillas todas las noches. Sus sueños eran tan vívidos y aterradores que prefería quedarse despierta hasta tarde, evitando así enfrentar sus temores.
Una noche, su abuela, doña Carmen, notó la tristeza en los ojos de Sofía y decidió hablar con ella.
Sentadas en el acogedor sillón del salón, doña Carmen le preguntó suavemente: "Sofía, ¿por qué no quieres dormir?"Sofía bajó la mirada y respondió: "-Abuela, tengo mucho miedo de tener pesadillas. Me asustan tanto que me despierto llorando casi todas las noches".
La abuela sonrió comprensivamente y le dijo: "-Mi niña, todos tenemos miedos en algún momento de nuestras vidas. Pero debemos aprender a enfrentarlos para poder superarlos".
Sofía levantó la cabeza con curiosidad y preguntó: "-¿Cómo puedo enfrentar mis miedos si solo ocurren mientras duermo?"Doña Carmen tomó las manos de Sofía entre las suyas y explicó: "-Existen muchas formas diferentes de lidiar con nuestros temores. Una opción es imaginar cosas bonitas antes de dormirte para llenar tu mente con pensamientos positivos".
Intrigada por esta idea, Sofía preguntó: "-¿Y cómo puedo hacer eso?"La abuela se puso de pie y caminó hacia un estante lleno de libros ilustrados.
Tomando uno titulado "El país de los sueños felices", lo sostuvo frente a Sofía y dijo: "-Este libro te ayudará a crear tus propias imágenes bonitas para llenar tu mente antes de dormir. Cada noche, elige una página diferente y visualiza la historia mientras te quedas dormida". Sofía tomó el libro con entusiasmo y lo hojeó.
Las coloridas ilustraciones le parecieron mágicas, llenas de risas, aventuras y amistad. A partir de esa noche, Sofía comenzó su rutina especial antes de acostarse. Se ponía su pijama favorito, se cepillaba los dientes y luego se metía en la cama con "El país de los sueños felices".
Abriendo el libro por una página aleatoria, imaginaba vivir las historias que veía en sus páginas. Al principio, todavía tenía algunas pesadillas ocasionales, pero no dejó que eso la desanimara.
Siguió leyendo cada noche y visualizando las imágenes hermosas en su mente. Poco a poco, sus sueños comenzaron a cambiar.
En lugar de monstruos espantosos o situaciones peligrosas, Sofía soñaba con lugares encantadores donde los osos bailaban bajo un arcoíris o donde los conejitos jugaban al escondite entre las flores. Un día soleado después del desayuno, doña Carmen encontró a Sofía saltando emocionada frente al espejo. "-¡Abuela! ¡Mis pesadillas han desaparecido por completo! Ahora solo tengo sueños maravillosos gracias al libro mágico".
La abuela sonrió orgullosa mientras abrazaba tiernamente a su nieta: "-Mi dulce Sofía, siempre supimos que eras valiente y capaz de superar tus miedos. Estoy tan feliz de que hayas encontrado una manera de disfrutar de tus sueños".
A partir de ese día, Sofía se convirtió en la defensora de los sueños felices. Compartió el libro con sus amigos y les enseñó cómo enfrentar sus propios temores imaginando cosas hermosas antes de dormir.
Y así, gracias a la valentía y creatividad de Sofía, todos los niños del vecindario aprendieron a controlar sus pesadillas y a encontrar la magia en sus sueños.
FIN.