El libro del bosque mágico



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanitos llamados Cata y Uli. Eran los nietos más hermosos y traviesos que jamás se haya visto.

Vivían con sus abuelos, quienes eran muy amorosos y siempre estaban dispuestos a enseñarles cosas nuevas. Un día soleado, mientras jugaban en el jardín de su casa, Cata encontró un viejo libro mágico escondido entre las ramas de un árbol.

Emocionada, decidió llevarlo dentro para mostrarle a Uli lo que había encontrado. "¡Uli! ¡Mira lo que encontré! Un libro mágico", exclamó Cata emocionada. Uli se acercó rápidamente y miró el libro con curiosidad. "¿De verdad es mágico?", preguntó intrigado. Cata asintió y abrió el libro.

En ese momento, una brillante luz salió de sus páginas y envolvió a los dos hermanitos. Cuando la luz desapareció, se dieron cuenta de que ya no estaban en su hogar sino en medio de un bosque encantado.

Confundidos pero emocionados, comenzaron a explorar el lugar maravilloso donde habían llegado. Caminaron por senderos llenos de flores coloridas y animales amigables que les guiaban el camino. De repente, escucharon un ruido proveniente del lago cercano.

Se acercaron sigilosamente y descubrieron a una familia de patitos atrapados entre unas ramas. "¡Tenemos que ayudarlos!", dijo Cata decidida. Uli asintió y juntos comenzaron a liberar a los patitos. Los pequeños animales agitaron sus alas y nadaron felices en el agua.

Agradecidos, los papás patos les dieron una pluma mágica como regalo. "Esta pluma tiene poderes especiales", explicó la mamá pata. "Puede ayudarlos a volver a casa cuando quieran".

Cata y Uli se despidieron de los patitos y, con la pluma mágica en mano, decidieron que era hora de regresar. Cerraron los ojos, tomaron la pluma y pensaron en su hogar. Cuando abrieron los ojos otra vez, estaban de vuelta en su jardín junto a sus abuelos.

"¡Abuelos! ¡Tuvimos una aventura increíble!", exclamó Cata emocionada. Los abuelos sonrieron y escucharon atentamente mientras los niños les contaban todo lo que habían vivido.

Los hermanitos aprendieron que siempre hay que ayudar a otros sin importar las circunstancias, porque así es como se crean momentos mágicos. Desde ese día, Cata y Uli siguieron explorando el mundo juntos pero ahora también llevaban consigo la lección de ayudar siempre que puedan.

Y aunque tuvieron muchas más aventuras emocionantes, nunca olvidaron aquel bosque encantado donde encontraron la magia del amor y la solidaridad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!