El libro del clima descontrolado



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas cubiertas de nieve, un grupo de niños llamados Sofía, Mateo y Valentina. Eran grandes amigos y vivían aventuras juntos todos los días.

Un frío día de invierno, mientras jugaban en el parque del pueblo, encontraron un viejo libro mágico enterrado bajo la nieve. Al abrirlo, descubrieron que contenía hechizos para controlar el clima.

Emocionados por la idea de poder cambiar el tiempo a su antojo, decidieron probar uno de los hechizos. "¡Vamos a hacer nevar!"- exclamó emocionada Sofía. Recitaron las palabras mágicas y al instante comenzaron a caer copos de nieve del cielo.

El parque se convirtió en un hermoso paisaje invernal lleno de risas y diversión. Pero pronto se dieron cuenta de que habían hecho nevar tanto que todas las calles del pueblo estaban bloqueadas por la nieve.

Los adultos no podían salir ni ir al trabajo, los coches quedaron atrapados y todo parecía caótico. Los niños se sintieron culpables por lo sucedido e intentaron deshacer el hechizo sin éxito. Fue entonces cuando apareció Abril, una niña mayor del vecindario conocida por ser sabia y amable.

Abril les explicó que debían encontrar el contraveneno para revertir el hechizo. Les contó sobre una planta mágica llamada "Flor Invernal" que crecía solo en lo alto de una montaña muy lejana.

Sin perder tiempo, los niños se armaron de valor y comenzaron su emocionante aventura hacia la montaña. Caminaron por senderos congelados, se enfrentaron a fuertes vientos y superaron obstáculos para llegar a la cima. Finalmente, encontraron la Flor Invernal brillando en medio de la nieve.

Con mucha delicadeza, tomaron una pequeña muestra y regresaron al pueblo. Siguiendo las instrucciones de Abril, mezclaron el polen de la Flor Invernal con agua pura y recitaron unas palabras mágicas.

Al instante, un viento cálido sopló desde el libro mágico y comenzó a derretir toda la nieve excesiva. El pueblo volvió a su normalidad gracias al esfuerzo y valentía de los niños. Los adultos estaban muy agradecidos y les dieron un gran abrazo lleno de amor.

Desde ese día, Sofía, Mateo y Valentina aprendieron que tener poder implica responsabilidad. Aprendieron que no siempre lo más divertido es lo mejor para todos. Comprendieron que debían pensar antes de actuar y considerar las consecuencias.

Y así, los niños continuaron viviendo grandes aventuras juntos pero ahora con mayor sabiduría. Descubrieron que el verdadero poder está en cuidar del mundo que les rodea y hacer el bien para todos.

Y mientras disfrutaban del invierno sin excesos, recordaban aquel día en el que aprendieron una lección invaluable sobre amistad, magia y responsabilidad.

FIN.

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