El Libro Mágico de ABC



Era un cálido día de verano y Lucas, un niño de ocho años, había decidido explorar el desván de su abuela. Entre cajas polvorientas y recuerdos olvidados, encontró un viejo libro que captó su atención. La tapa estaba desgastada, pero él pudo leer la inscripción que decía "El libro mágico de ABC".

- ¡Qué raro! - exclamó Lucas, abriendo el libro con curiosidad.

Dentro, encontró páginas llenas de ilustraciones coloridas y letras del abecedario en inglés.

- ¡Mirá esto! - dijo, mientras pasaba las páginas. - ¡Nunca aprendí el abecedario en inglés!

De repente, una pequeña chispa de luz salió del libro y se transformó en una hada diminuta con alas brillantes.

- ¡Hola, Lucas! Soy Lila, el hada del abecedario, y he venido a ayudarte a aprender el abecedario en inglés.

Lucas, sorprendido, apenas pudo responder:

- ¡Hola! ¿De verdad? ¿Podés ayudarme?

- Claro que sí. Vamos a empezar con la letra —"A"  - respondió Lila, señalando una hermosa ilustración de una manzana.

"A de Apple". ¡Repetí conmigo!"A de Apple" - repitió Lucas, emocionado.

Así fue como comenzó la aventura. Lila lo llevó de la mano a cada letra, presentándole palabras divertidas e ilustraciones creativas. Aprendió que la —"B"  era de —"Ball"  (pelota), la —"C"  de —"Cat"  (gato), y así sucesivamente.

Sin embargo, cuando llegaron a la letra —"M" , Lila se detuvo.

- La letra —"M"  trae consigo una historia especial.

- ¿Cuál es la historia? - preguntó Lucas, intrigado.

- Hace mucho tiempo, había un pequeño ratón llamado Max que quería recorrer el mundo. ¿Sabías que —"M"  también significa —"Mice" ? - explicó Lila.

Lila comenzó a contarle a Lucas sobre Max, el ratón aventurero que cruzó bosques y ríos, buscando amigos en cada lugar. Todos querían jugar con él, pero Max nunca se sentía a gusto hasta que un día, descubrió un grupo de ratones que hablaban en inglés. Era su oportunidad para aprender y enfrentar su miedo a lo desconocido.

- ¡Qué valiente era Max! - comentó Lucas, sintiéndose inspirado.

- Exactamente, Lucas. Aprender cosas nuevas puede ser aterrador, pero siempre vale la pena - sonrió Lila.

Siguieron avanzando por el abecedario hasta llegar a la letra —"Z" .

- ¡Llegamos al final! Ahora sabemos todo el abecedario - celebró Lucas, saltando de alegría.

- Pero aún nos falta algo. Ahora que conocés el abecedario en inglés, ¿qué tal si recién ahora empezás a usarlo en la vida diaria? - sugirió Lila.

Lucas pensó por un momento.

- ¡Eso sería increíble! Puedo practicar con mis amigos y enseñarles todo lo que aprendí.

- Exacto. Usá tu imaginación y las palabras que conocés. Por ejemplo, si ves un perro, ¡decí —"Dog" ! - animó Lila.

Entonces, Lila se despidió de Lucas.

- Recuerda, Lucas, el conocimiento es mágico si lo compartís.

- ¡No lo olvidaré! - prometió Lucas, mientras el libro comenzaba a brillar intensamente y Lila se desvanecía en una nube de destellos.

Días después, Lucas decidió organizar un pequeño club de lectura con sus amigos. Cada semana, se reunían para discutir una letra del abecedario y explorar nuevas palabras. Hablaron de los animales, los colores y las cosas que les gustaban. ¡Eran un montón de risas y juegos!

Un día, mientras jugaban a un juego de memoria sobre palabras, uno de sus amigos, Sofía, dijo:

- ¡Me encanta cómo ahora podemos hablar y aprender inglés juntos!

Lucas sonrió, sintiéndose muy orgulloso de lo que había logrado. Había aprendido mucho, pero lo más importante era que ahora podía compartir su nuevo conocimiento con los demás.

Y así, cada vez que Lucas se encontraba con palabras en inglés, sonreía recordando a Lila, el hada del abecedario, y su mágico viaje de aprendizaje. Desde ese día, nunca dejó de explorar, preguntar y compartir, acompañado de su viejo libro mágico que siempre le recordaba que aprender era una aventura sin fin.

FIN.

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