El libro mágico de la amistad


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, tres amigos llamados Luis, Alan y Mariana. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras divertidas.

Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, encontraron un viejo libro mágico en una banca. Emocionados, decidieron abrirlo y descubrieron que podían hacer realidad cualquier deseo que tuvieran. Luis fue el primero en pedir un deseo y dijo: "¡Quiero tener superpoderes!".

De repente, sus manos comenzaron a brillar y pudo volar por los cielos como un verdadero superhéroe. Alan no se quedó atrás y pidió: "¡Quiero ser famoso!".

En ese momento, su voz se volvió tan melodiosa que todos los animales del bosque salieron de sus escondites para escucharlo cantar. Mariana pensaba detenidamente qué pedir hasta que finalmente exclamó: "¡Quiero ser la persona más graciosa del mundo!".

Al instante, su risa se volvió tan contagiosa que todos los habitantes del pueblo comenzaron a reír sin poder parar. Con sus nuevos poderes y talentos especiales, los tres amigos decidieron usarlos para hacer felices a las personas de su pueblo. Organizaron espectáculos llenos de risas y diversión en la plaza principal todas las semanas.

La gente venía de todas partes para disfrutar de sus increíbles habilidades. Sin embargo, con el tiempo empezaron a darse cuenta de que algo les faltaba. A pesar de tener todo lo que habían deseado, sentían un vacío en sus corazones.

Se dieron cuenta de que el verdadero amor y la amistad eran mucho más importantes que cualquier poder o talento. Decidieron usar el libro mágico por última vez para deshacerse de sus superpoderes y talentos especiales.

Al hacerlo, volvieron a ser las personas normales que eran antes, pero se sentían más felices y completos que nunca. Luis, Alan y Mariana comprendieron que la verdadera magia estaba en el amor y la amistad.

A partir de ese momento, dedicaron su tiempo a ayudar a los demás sin necesidad de poderes especiales. El pueblo los recordaría siempre como los tres amigos divertidos y bondadosos que llenaron sus vidas de risas y alegría.

Y aunque ya no tenían superpoderes ni talentos extraordinarios, tenían algo mucho más valioso: el amor incondicional entre ellos. Y así, Luis, Alan y Mariana vivieron felices para siempre, compartiendo su amistad con todos aquellos que cruzaban su camino.

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