El libro mágico de la Felicidad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, vivía un niño llamado Feliz. Como su nombre lo indicaba, siempre tenía una sonrisa en el rostro y contagiaba a todos con su alegría.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, Feliz encontró un libro mágico escondido entre los arbustos. Sin pensarlo dos veces, lo tomó y comenzó a leerlo.

Para su sorpresa, cada página que pasaba le enseñaba una lección diferente sobre la vida. Emocionado por todo lo que aprendió del libro mágico, Feliz decidió compartir sus conocimientos con los demás niños del pueblo.

Organizó talleres donde les enseñaba cómo ser felices y encontrar la alegría en las pequeñas cosas de la vida. Un día, mientras daba uno de sus talleres en la plaza del pueblo, apareció el villano Tristeza. Tristeza era todo lo contrario a Feliz: siempre estaba enfadado y trataba de contagiar a todos con su negatividad.

Tristeza se burló de Feliz y dijo: "¿Qué puedes enseñarles tú a estos niños? La vida no es solo risas y diversión". Pero Feliz no se dejó intimidar por las palabras desalentadoras de Tristeza.

"Todos tenemos momentos difíciles", dijo Feliz con valentía. "Pero también podemos elegir cómo enfrentarlos. Podemos buscar la felicidad incluso cuando las cosas no salen como queremos". Los niños escucharon atentamente las palabras de Feliz e incluso algunos padres se acercaron para escuchar también.

Juntos decidieron plantar semillas de felicidad en el pueblo, para que todos pudieran disfrutar de un lugar lleno de alegría. Con el tiempo, las semillas de felicidad comenzaron a crecer y florecer en todo el pueblo.

La gente sonreía más, se ayudaba mutuamente y encontraba la belleza en las cosas simples. Tristeza, viendo cómo su negatividad no tenía efecto en los habitantes del pueblo, decidió cambiar su actitud.

Se acercó a Feliz y le preguntó cómo podía encontrar la verdadera felicidad. Feliz le explicó que la felicidad no siempre viene de cosas materiales o situaciones perfectas. La verdadera felicidad se encuentra dentro de uno mismo y depende de cómo enfrentamos los desafíos diarios.

"Siempre hay algo bueno en cada día", dijo Feliz. "Solo tenemos que buscarlo". Tristeza decidió seguir el consejo de Feliz y poco a poco fue cambiando su actitud negativa por una más positiva.

Comenzó a ver el mundo desde una perspectiva diferente y descubrió que también podía ser feliz. El pueblo de Alegría se convirtió en un lugar próspero donde reinaba la felicidad. Todos aprendieron a valorar lo que tenían y a disfrutar cada momento como si fuera único.

Y así, gracias al libro mágico encontrado por Feliz, él logró enseñarle al mundo entero que la verdadera felicidad está dentro de nosotros mismos y solo depende de nuestra actitud frente a la vida.

FIN.

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