El libro mágico de Maite


Maite era una niña curiosa y soñadora que vivía en el Altiplano de Bolivia.

Siempre había sentido una conexión especial con las palabras, especialmente con los poemas y poesías que encontraba en libros antiguos y en las paredes de las casas del pueblo. Un día, mientras exploraba la biblioteca de la Unidad Educativa Illimani 26 de Abril B, Maite descubrió un libro muy antiguo lleno de poemas escritos en aymara y quechua.

Fascinada por la belleza de esas palabras desconocidas para ella, decidió enseñarle el libro a su profesor favorito, Omar Ayala. -¡Profesor Ayala, mire lo que encontré! -exclamó Maite emocionada al mostrarle el libro. Omar Ayala examinó el libro con interés y sorpresa.

Con una sonrisa en el rostro, le dijo a Maite:-¡Esto es increíble, Maite! Parece ser un antiguo libro de poemas del Altiplano. ¿Sabías que cada verso escrito aquí encierra un poder especial? Maite quedó asombrada por las palabras de su profesor.

Juntos comenzaron a estudiar los poemas y descubrieron que cada uno estaba relacionado con la naturaleza, los elementos y las emociones humanas. Conforme avanzaban en la lectura, Maite empezó a sentir cómo las palabras cobraban vida ante sus ojos.

Una tarde, mientras recitaba uno de los poemas en voz alta junto a Omar Ayala frente al lago Titicaca, algo extraordinario sucedió: una brisa suave empezó a mecer las hojas de los árboles cercanos y pequeñas luces danzantes aparecieron sobre el agua.

-¡Mira, Maite! ¡Tus palabras tienen poder! -exclamó Omar Ayala maravillado. Desde ese día, Maite se dedicó por completo a estudiar los poemas del antiguo libro.

Aprendió a canalizar sus emociones a través de la poesía y descubrió que podía influir en su entorno con sus versos cargados de sentimiento. Sin embargo, no todo era fácil para Maite. Pronto se dio cuenta de que existían personas malintencionadas que querían aprovecharse de su don para fines egoístas.

Un grupo de adultos codiciosos intentaron robarle el libro para usarlo en su beneficio personal.

Con valentía y sabiduría más allá de sus años, Maite supo proteger el tesoro literario con la ayuda incondicional del Profesor Ayala y otros amigos leales del colegio. Juntos enfrentaron desafíos e obstáculos hasta lograr mantener seguro el secreto guardado entre aquellas páginas milenarias.

Al final del camino, Maite comprendió que su verdadero poder no residía solo en las palabras mágicas del Altiplano; radicaba también en su capacidad para amar profundamente la belleza del mundo natural y transmitirla a través del arte poético hacia quienes lo necesitaran más.

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