El libro mágico de Martín



Había una vez un niño llamado Martín que vivía en un pequeño pueblo. Aunque era muy inteligente, no le gustaba leer y prefería pasar su tiempo jugando al fútbol con sus amigos.

Un día, mientras caminaba por el parque, Martín se encontró con una biblioteca. La puerta estaba abierta y decidió entrar para ver qué había adentro. Al entrar, quedó impresionado por la cantidad de libros que había en las estanterías.

La bibliotecaria, una señora amable llamada Clara, se acercó a él y le preguntó si necesitaba ayuda. Martín le confesó que no le gustaba leer y que prefería hacer otras cosas.

Clara sonrió y dijo: "Martín, puedo entender por qué no te gusta leer en este momento. Pero déjame contarte una historia". Martín asintió con curiosidad mientras se sentaban en unas cómodas sillas al lado de la ventana. "Érase una vez un pequeño ratón llamado Benito", comenzó Clara.

"Benito vivía en un agujero debajo de un viejo roble. Todos los días veía cómo los niños iban a la escuela llevando libros bajo el brazo". Martín imaginaba al ratón correteando entre las hojas caídas del otoño.

"Benito soñaba con poder leer esos libros", continuó Clara. "Pero como era solo un ratón, no podía ir a la escuela ni aprender a leer". Martín frunció el ceño pensativo.

"Pero un día", prosiguió Clara emocionada, "un hada mágica pasó volando cerca del roble donde vivía Benito y notó su tristeza. Decidió concederle un deseo". Martín se inclinó hacia adelante, ansioso por saber qué le había pedido el ratón al hada.

"Benito le pidió al hada que lo convirtiera en un niño para poder ir a la escuela y aprender a leer", reveló Clara. Martín quedó asombrado por la valentía del pequeño ratón y comenzó a darse cuenta de lo importante que era aprender a leer.

Clara continuó: "El hada cumplió el deseo de Benito y lo transformó en un niño llamado Lucas. A partir de ese momento, Lucas fue feliz aprendiendo a leer y descubriendo historias maravillosas en los libros". Martín sonrió emocionado.

La historia de Clara había despertado su interés por la lectura. "Martín", dijo Clara con ternura, "todos tenemos una historia dentro de nosotros esperando ser descubierta. Los libros son como ventanas mágicas que nos transportan a otros mundos y nos enseñan cosas nuevas".

A partir de ese día, Martín visitaba regularmente la biblioteca y elegía diferentes libros para llevarse a casa. Descubrió cuentos llenos de aventuras, conocimientos sobre animales exóticos e historias inspiradoras sobre personas reales. Poco a poco, Martín se dio cuenta de cuánto disfrutaba leyendo.

Comenzó a compartir sus historias favoritas con sus amigos durante los partidos de fútbol e incluso organizaban sesiones de lectura después del entrenamiento.

Con el tiempo, Martín se convirtió en un excelente lector y escribió su propia historia sobre cómo descubrió el placer de leer. Su historia fue publicada en un libro y se convirtió en un éxito entre los niños del pueblo.

Martín aprendió que la lectura no solo era divertida, sino que también le permitía aprender cosas nuevas, desarrollar su imaginación y conectar con otras personas a través de las historias.

Desde aquel día, Martín nunca dejó de leer y siempre recordó la historia del pequeño ratón Benito que lo motivó a descubrir el maravilloso mundo de los libros. Y así, juntos, siguieron disfrutando de innumerables aventuras literarias.

FIN.

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