El libro mágico de Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Mateo era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba el desván de su abuela, encontró un viejo libro polvoriento.
Intrigado, sopló el polvo del libro y lo abrió lentamente. Para su sorpresa, las páginas estaban en blanco. Sin embargo, cuando pasó sus dedos por encima de ellas, las palabras comenzaron a aparecer mágicamente.
Mateo se emocionó mucho al descubrir que tenía en sus manos un libro mágico. Rápidamente se dio cuenta de que podía escribir cualquier cosa en él y cobrar vida.
Lleno de emoción, Mateo decidió usar este poder para hacer cosas buenas y ayudar a los demás. Su primera idea fue llevar alegría a los niños del orfanato del pueblo.
Corriendo hacia allí con su libro mágico bajo el brazo, Mateo llegó al orfanato donde se encontró con Lucas, uno de los niños más tímidos del lugar. - Hola Lucas ¿cómo estás? - saludó Mateo amablemente. - Hola Mateo... estoy bien - respondió Lucas tímidamente.
Mateo sabía que Lucas siempre soñaba con tener una bicicleta propia para poder jugar con otros niños del pueblo. Así que rápidamente tomó su libro mágico y escribió: "Lucas tiene una hermosa bicicleta roja". En ese momento la bicicleta apareció frente a ellos como por arte de magia.
Los ojos de Lucas se iluminaron mientras miraba maravillado su nueva bicicleta. A partir de ese día, Mateo y Lucas se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, usaron el libro mágico para ayudar a más niños del orfanato, cumpliendo sus sueños y deseos.
Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, Mateo notó que había un perro callejero triste y hambriento. Sin dudarlo, decidió escribir en su libro: "El perro callejero tiene un hogar amoroso".
Al instante, apareció una familia dispuesta a adoptar al perro callejero. El perrito estaba tan emocionado que comenzó a saltar de alegría. Mateo se dio cuenta de que tenía la capacidad de hacer felices a muchas personas y animales con su libro mágico.
Pero también entendió que no podía abusar de ese poder. Decidió usarlo sabiamente y enseñarle a otros niños cómo ser amables y generosos sin necesidad de magia.
Mateo organizó talleres en el pueblo donde compartió historias sobre actos de bondad y les enseñó a los niños cómo pueden marcar la diferencia en la vida de los demás simplemente siendo amables. Poco a poco, el pueblo se llenó de sonrisas y buenos gestos.
La gente comenzaba a ayudarse mutuamente sin esperar nada a cambio. Y así fue como Mateo descubrió que el verdadero poder estaba en las acciones cotidianas y en la bondad del corazón. Su libro mágico era solo una herramienta para recordárselo.
Desde aquel día, Mateo siguió usando su libro mágico para hacer felices a quienes lo rodeaban, pero siempre recordando que el mayor regalo que podía dar era su amor y amistad.
Y así, Mateo y su libro mágico se convirtieron en leyenda en el pueblo, inspirando a todos a ser mejores personas y a buscar la magia en las pequeñas cosas de la vida.
FIN.