El libro mágico de Olivia


Había una vez una niña llamada Olivia, a quien le encantaba ir a la escuela. Era muy curiosa y siempre estaba ansiosa por aprender cosas nuevas. Pero había una materia que le costaba un poco más: las matemáticas.

Olivia se esforzaba mucho en clase, pero no lograba entender algunos conceptos matemáticos. A veces se sentía frustrada y pensaba que nunca podría aprobar esa asignatura.

Sin embargo, su maestra, la señorita Laura, siempre la animaba y le decía que con práctica y perseverancia lo lograría. Un día, mientras Olivia estaba estudiando en su habitación, encontró un libro antiguo de matemáticas que perteneció a su abuelo.

El libro tenía problemas y ejercicios de todo tipo y ella decidió comenzar a resolverlos uno por uno. Pasaron los días y Olivia dedicaba cada tarde después de clases a estudiar las matemáticas con ese viejo libro.

Poco a poco fue entendiendo los conceptos complicados que antes le parecían imposibles de comprender. Un día, durante una clase de matemáticas en la escuela, el profesor anunció un examen sorpresa para el día siguiente.

Todos los alumnos se pusieron nerviosos, pero Olivia recordó todas las horas de estudio dedicadas al libro de su abuelo y sintió confianza en sí misma. El día del examen llegó y todos los estudiantes tomaron sus asientos en silencio. El profesor repartió las hojas del examen y comenzaron a resolverlo con concentración.

Después de un tiempo que pareció eterno para Olivia, finalmente terminó el examen. Estaba agotada pero satisfecha de haber dado lo mejor de sí misma. Ahora solo quedaba esperar los resultados.

Una semana después, el profesor anunció que había terminado de corregir los exámenes y les daría las notas a cada alumno. Todos estaban ansiosos por saber cómo les había ido. El profesor comenzó a llamar uno por uno a los estudiantes para entregarles sus calificaciones.

Olivia estaba nerviosa, pero confiaba en su esfuerzo y estudio diario. "-Olivia", llamó el profesor, "-has obtenido un 10 en matemáticas". Olivia no podía creerlo.

¡Había aprobado con la mejor nota posible! Su rostro se iluminó de felicidad y saltó de alegría en su asiento. La señorita Laura se acercó a ella y le dio un abrazo muy fuerte. "-¡Felicidades, Olivia! Siempre supe que podías lograrlo si te esforzabas". Desde ese día, Olivia se convirtió en una experta en matemáticas.

Ayudaba a sus compañeros con paciencia y siempre les recordaba que con práctica y perseverancia podían lograr cualquier cosa. Y así, Olivia demostró que cuando nos esforzamos y creemos en nosotros mismos, podemos superar cualquier obstáculo.

Nunca debemos rendirnos ante las dificultades, porque siempre habrá una manera de alcanzar nuestros sueños si trabajamos duro para ello.

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