El libro mágico de Sofía
Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo. A pesar de ser muy inteligente y curiosa, Sofía no sabía leer.
Esto la ponía triste porque veía a sus amigos disfrutar de los libros y las historias que contenían. Un día, mientras caminaba por el parque, Sofía encontró un libro abandonado en un banco. Lo tomó con cuidado y lo llevó a su casa.
Aunque no podía leerlo, le pareció hermoso y decidió guardarlo como si fuera un tesoro. Esa noche, antes de dormir, Sofía abrió el libro y comenzó a mirar las ilustraciones detenidamente. De repente, algo mágico sucedió: las imágenes cobraron vida ante sus ojos.
Un pequeño personaje salió del libro y se presentó como Alfonso, el duende de la lectura. Sofía se sorprendió mucho al ver al duende parlante frente a ella. Alfonso le explicó que había sido enviado para ayudarla a aprender a leer.
Juntos emprenderían una aventura llena de desafíos y aprendizajes. Desde ese momento, Alfonso visitaba a Sofía todas las noches para enseñarle diferentes letras y palabras. Utilizaban juegos divertidos para hacer más ameno el proceso de aprendizaje.
Pero pronto descubrieron que había un problema: los libros del pueblo estaban cerrados bajo llave en la biblioteca local debido a problemas con la cerradura. Sin acceso a los libros reales, Sofía estaba perdiendo motivación. Decidieron entonces buscar una solución creativa.
Alfonso sugirió escribir su propia historia. Juntos, inventaron personajes y crearon un cuento maravilloso sobre una niña aventurera que descubría tesoros escondidos en un bosque encantado. Sofía estaba emocionada con la idea de tener su propio libro.
Con la ayuda de Alfonso, aprendió a escribir las palabras y los diálogos del cuento. Poco a poco, fue construyendo frases completas y logró terminar su historia.
Cuando el cuento estuvo listo, Sofía decidió compartirlo con sus amigos en el colegio. Les leyó su historia en voz alta mientras ellos seguían las ilustraciones que había dibujado para acompañarla.
Todos quedaron fascinados por la imaginación de Sofía y se dieron cuenta de lo importante que era aprender a leer y escribir. A partir de ese día, Sofía continuó practicando la lectura con los libros que encontraba en la biblioteca del pueblo. Cada vez le resultaba más fácil entender las palabras y disfrutar de las historias.
Con el tiempo, Sofía se convirtió en una gran lectora y escritora. Su amor por los libros nunca desapareció gracias al duende Alfonso, quien siempre estuvo presente para guiarla en su camino educativo.
Y así, gracias a su determinación y al apoyo incondicional del duende Alfonso, Sofía demostró que no importa dónde comiences tu viaje hacia el conocimiento: siempre hay formas creativas de superar cualquier obstáculo y alcanzar tus sueños más grandes.
FIN.