El libro mágico de Tomás
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Tomás. Tomás era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.
Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró un viejo libro abandonado bajo un árbol. Intrigado por el misterio que rodeaba al libro, Tomás lo tomó y decidió llevárselo a casa. Al abrirlo, descubrió que era un libro de cuentos mágicos con personajes increíbles y lugares fantásticos.
Tomás comenzó a leer uno de los cuentos y se vio transportado instantáneamente al mundo del cuento. De repente, se encontró en medio de una selva exuberante llena de animales parlantes. - ¡Wow! Esto es increíble -exclamó Tomás emocionado.
En ese momento, apareció ante él una jirafa llamada Gertrudis. Ella le explicó que había sido la guardiana del libro durante muchos años y le contó sobre su misión: encontrar las páginas perdidas del libro para restaurar todo su poder mágico.
- ¿Me ayudarías a encontrar las páginas perdidas? -preguntó Gertrudis con esperanza en sus ojos. - ¡Claro! Sería genial vivir más aventuras juntos -respondió Tomás entusiasmado. Así comenzaron su emocionante búsqueda por las páginas perdidas del libro.
Juntos viajaron a través de diferentes mundos mágicos: desde el fondo del océano hasta la cima de una montaña cubierta de nieve. En cada lugar que visitaban, conocían nuevos personajes peculiares que los ayudaban en su misión.
Conocieron a una tortuga sabia llamada Donatella, quien les enseñó sobre la importancia de ser pacientes y perseverantes. - La paciencia es clave para encontrar las páginas perdidas -les dijo Donatella con una sonrisa.
También se encontraron con un loro parlanchín llamado Paco, quien les recordó la importancia de escuchar a los demás y trabajar en equipo. - Juntos somos más fuertes -dijo Paco mientras volaba alrededor de Tomás y Gertrudis. Después de muchas aventuras emocionantes, finalmente encontraron todas las páginas perdidas del libro.
Al colocarlas en su lugar correcto, el libro brilló intensamente y emitió un destello mágico. Tomás y Gertrudis fueron transportados nuevamente al bosque donde comenzó todo. Ahora el libro estaba completo y lleno de magia renovada.
Gertrudis le entregó el libro a Tomás como recompensa por su valentía y determinación. Desde ese día, Tomás se convirtió en el guardián del libro mágico. Cada vez que lo abría, podía viajar a diferentes mundos llenos de aventura e imaginación.
Pero lo más importante para él era compartir sus experiencias con otros niños para inspirarlos a seguir sus sueños y nunca rendirse.
Y así, cada vez que Tomás contaba sus historias mágicas a otros niños, todos aprendían importantes lecciones sobre paciencia, perseverancia, trabajo en equipo y la importancia de seguir nuestros sueños sin importar qué obstáculos enfrentemos en el camino.
FIN.