El libro mágico de Tomás


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Tomás. Tomás era un niño curioso y siempre tenía muchas preguntas sobre el mundo que lo rodeaba.

Un día, mientras jugaba en el parque, encontró un libro mágico escondido debajo de un árbol. Tomás abrió el libro y se sorprendió al ver que las páginas estaban en blanco. Pero cuando comenzó a leer en voz alta, las palabras aparecieron como por arte de magia.

El libro le habló y dijo: "¡Hola, Tomás! Soy el Libro Encantado y tengo la capacidad de responder todas tus preguntas". Tomás estaba emocionado y empezó a hacerle todo tipo de preguntas al Libro Encantado.

A medida que pasaban los días, Tomás aprendía sobre animales, plantas, historia y muchos otros temas interesantes. El Libro Encantado se convirtió en su mejor amigo y mentor.

Un día, mientras leía sobre ecología, Tomás se enteró de que había una especie rara de animal llamada "Pájaro Dorado" que vivía en la selva cercana al pueblo. Este pájaro tenía poderes mágicos y se decía que concedía deseos a aquellos que lo encontraran.

Tomás decidió emprender una aventura para encontrar al Pájaro Dorado y pedirle un deseo especial: quería ser capaz de volar como él. Empacó su mochila con comida, agua y por supuesto su amado Libro Encantado.

Después de caminar durante horas por la selva densa, escuchó un canto melodioso proveniente del cielo. Levantó la vista y vio al majestuoso Pájaro Dorado volando por encima de los árboles. Tomás sabía que era su oportunidad. "¡Pájaro Dorado, por favor! ¡Permíteme volar contigo!"- gritó Tomás mientras agitaba sus brazos.

El Pájaro Dorado aterrizó frente a él y le dijo: "Tomás, has demostrado ser un niño valiente y perseverante. Estoy dispuesto a concederte tu deseo, pero primero debes prometerme que usarás este poder para ayudar a los demás".

Tomás asintió emocionado y el Pájaro Dorado extendió sus alas doradas sobre él. En ese instante, Tomás sintió cómo su cuerpo se volvía liviano y sus pies dejaban de tocar el suelo.

A partir de ese día, Tomás se convirtió en el niño volador del pueblo. Usaba sus nuevos poderes para llevar alegría a los demás, visitando a los niños enfermos en el hospital o rescatando gatitos atrapados en los árboles.

Un día, mientras sobrevolaba el parque donde solía jugar antes de encontrar al Libro Encantado, vio a un grupo de niños tristes sentados en un banco. Se acercó volando y les preguntó qué les pasaba.

Los niños le contaron que no tenían juguetes para divertirse porque venían de familias humildes. Tomás recordó que tenía una caja llena de juguetes en su casa sin usar desde hacía mucho tiempo. Entonces decidió compartirlos con ellos.

Al ver la sonrisa en los rostros de esos niños, Tomás supo que había hecho lo correcto. Comprendió que el verdadero poder no estaba en volar, sino en usar sus habilidades para hacer el bien a los demás.

Desde ese día, Tomás siguió siendo el niño volador del pueblo, pero ahora también era conocido como "El niño generoso". Siempre llevaba consigo su Libro Encantado y continuaba aprendiendo y compartiendo su sabiduría con todos.

Y así, Tomás descubrió que la verdadera magia radica en ayudar a los demás y nunca dejar de aprender. Y aunque ya no necesitaba volar para sentirse especial, siempre recordaría con gratitud al Pájaro Dorado y al Libro Encantado por haberle enseñado este valioso mensaje.

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