El libro mágico de Uña y la verdadera felicidad


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Uña. Era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Pero había algo que la hacía diferente a los demás niños: Uña tenía una enfermedad rara que no le permitía crecer las uñas. Uña vivía con su abuelita, Doña Lola, quien la amaba profundamente. Juntas disfrutaban de largos paseos por el campo y de tardes llenas de risas y juegos.

A pesar de su condición, Uña era feliz y nunca se dejaba llevar por la tristeza. Un día, durante uno de sus paseos habituales, Uña encontró un misterioso libro abandonado en medio del camino.

Curiosa como siempre, lo recogió y decidió llevárselo a casa para investigar más sobre él. Al llegar a casa, Uña mostró el libro a Doña Lola. Ambas se sentaron en el sillón favorito junto al fuego para leerlo juntas.

Para su sorpresa, descubrieron que era un antiguo libro mágico lleno de cuentos maravillosos. A medida que avanzaban en la lectura, se dieron cuenta de que cada cuento estaba relacionado con algún deseo o sueño profundo que alguien había tenido alguna vez.

Al finalizar cada historia, aparecían unas palabras mágicas que podían hacer realidad esos deseos.

Uña emocionada exclamó: "-Abuelita ¡Podemos usar estas palabras mágicas para cumplir nuestros sueños! ¡Vamos a ser las más felices del mundo!"Doña Lola sonrió amorosamente y respondió: "-Mi querida Uñita, aunque estos cuentos sean mágicos, la verdadera magia está en nosotros mismos. Podemos encontrar la felicidad y cumplir nuestros sueños sin necesidad de palabras mágicas".

Uña no entendía muy bien a qué se refería su abuelita, pero decidió seguir sus consejos y confiar en ella. Un día, mientras Uña jugaba en el parque del pueblo, conoció a un niño llamado Mateo. Mateo era un niño tímido que siempre estaba solo.

Uña se acercó a él y le preguntó si quería jugar. Mateo aceptó tímidamente y juntos empezaron a construir una casa de arena. A medida que pasaban las horas, los dos niños se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y se hicieron grandes amigos.

Desde ese día, Uña e Mateo compartieron aventuras increíbles juntos. Descubrieron nuevos lugares, exploraron cuevas secretas y ayudaron a los demás siempre que pudieron. Con el tiempo, Uña notó algo sorprendente: sus uñas comenzaron a crecer lentamente.

No eran las uñas largas como las de los demás niños, pero eso ya no le importaba porque había encontrado la verdadera felicidad junto a su amigo Mateo.

Uña aprendió una valiosa lección: la amistad y el amor pueden hacer milagros más grandes que cualquier palabra mágica. Y así fue como Uña vivió una vida llena de alegría junto a su abuelita Doña Lola y su fiel amigo Mateo.

Juntos demostraron al mundo que no importa cuál sea nuestra condición o limitación; lo importante es tener un corazón lleno de amor y amistad.

Y así, la historia de Uña niña que se muere se convirtió en una inspiración para todos los niños del pueblo, enseñándoles que la felicidad no se encuentra en cosas materiales o palabras mágicas, sino en el amor y la amistad verdadera.

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