El libro mágico de Viviana
Había una vez una niña llamada Viviana, que vivía en la hermosa ciudad de Comitán De Domínguez junto a su mamá y sus queridos abuelitos. Todos los días eran llenos de risas y alegría, pero un día todo cambió.
La mamá de Viviana tomó una difícil decisión: irse del país para buscar mejores oportunidades para sus hijos. Quería darles lo mejor y sabía que estarían en buenas manos con sus amados abuelitos.
Así que, con el corazón apesadumbrado pero lleno de esperanza, se despidió de Viviana y sus hermanitos. Los niños se quedaron con los abuelos, quienes hicieron todo lo posible por cuidarlos y brindarles amor. Sin embargo, Viviana sentía un gran vacío en su corazón.
Extrañaba a su mamá terriblemente y no entendía por qué se había ido. Un día soleado, mientras jugaba en el jardín con sus hermanitos, Viviana encontró un pequeño libro olvidado bajo un árbol.
Lo recogió curiosa y comenzó a leerlo. Era la historia de "El valiente viaje". Viviana quedó fascinada por la historia del protagonista que enfrentaba grandes desafíos mientras buscaba cumplir su sueño.
Se dio cuenta de que ella también podía ser valiente e iniciar su propio viaje interior para encontrar la felicidad. Decidió compartir el libro con sus hermanos y juntos emprendieron una aventura imaginaria cada tarde antes de dormir.
Inventaban personajes fantásticos y situaciones emocionantes donde aprendían lecciones importantes sobre el valor del amor, la amistad y el coraje. A medida que los días pasaban, Viviana se dio cuenta de que aunque extrañaba a su mamá, tenía una familia maravillosa que siempre estaría allí para ella.
Los abuelitos le enseñaron a cultivar sus propios sueños y a encontrar alegría en las pequeñas cosas de la vida. Un día, mientras ayudaba a su abuelo en el jardín, Viviana encontró una planta marchita.
Decidió cuidarla con amor y paciencia, regándola todos los días. Poco a poco, la planta comenzó a florecer y llenó el jardín con hermosas flores coloridas. Viviana entendió que así como había dado vida nuevamente a esa planta, ella también podía darle vida a su propia felicidad.
Comenzó a disfrutar cada momento junto a sus hermanos y abuelitos, valorando el amor incondicional que les brindaban. Con el paso del tiempo, la mamá de Viviana regresó al país.
La niña corrió hacia sus brazos emocionada pero con un corazón lleno de gratitud por todo lo que había aprendido durante su valiente viaje interior.
Desde ese día, Viviana supo que sin importar las adversidades o las distancias físicas, siempre tendría consigo el poder del amor y la fortaleza para enfrentar cualquier desafío. Y así fue como vivió feliz junto a su amada familia en Comitán De Domínguez hasta el final de sus días. Fin
FIN.