El libro mágico del autocontrol
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos niños muy especiales: Lucas y Martina. Ambos eran muy inteligentes y creativos, pero tenían un problemita: eran demasiado impulsivos y a veces se ponían agresivos con los demás.
Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, Lucas empujó accidentalmente a Martina mientras corrían detrás de una pelota. Martina se cayó al suelo y se lastimó la rodilla.
"¡Ay! ¡Lucas, mira lo que me hiciste!" -dijo Martina llorando de dolor. Lucas se sintió muy mal por lo que había hecho y rápidamente fue a buscar ayuda.
Ellos encontraron a Don Juan, un sabio anciano que vivía en el pueblo y siempre tenía buenos consejos para dar. Don Juan escuchó atentamente el problema de los niños y les dijo:"Queridos Lucas y Martina, entiendo cómo se sienten. Pero la agresividad no es la respuesta adecuada cuando algo sale mal.
Es importante aprender a controlar nuestros impulsos para evitar lastimar a los demás. "Los niños asintieron con tristeza porque sabían que habían cometido un error. "Pero no se preocupen", continuó Don Juan con una sonrisa amable. "Tengo una idea para ayudarlos".
Don Juan les dio a cada uno un cuaderno especial llamado "El libro mágico del autocontrol".
Les explicó que cada vez que sintieran ganas de ser impulsivos o agresivos podían escribir o dibujar sus sentimientos en ese cuaderno en lugar de actuar violentamente. Lucas y Martina aceptaron el desafío y comenzaron a utilizar el libro mágico del autocontrol. Cada vez que sentían enojo o frustración, escribían o dibujaban lo que les pasaba por la mente.
Poco a poco, los niños empezaron a darse cuenta de cómo sus acciones afectaban a los demás. Aprendieron a contar hasta diez antes de reaccionar y buscar soluciones pacíficas en lugar de pelear.
Un día, mientras jugaban al fútbol en el parque, un niño nuevo llamado Tomás se unió a ellos. Lucas estaba tan emocionado que sin querer pateó la pelota con mucha fuerza y golpeó accidentalmente la cara de Tomás. "¡Ay! ¡Eso dolió!" -gritó Tomás mientras se llevaba las manos al rostro.
En lugar de enfadarse o ponerse agresivo, Lucas rápidamente buscó su libro mágico del autocontrol y escribió una disculpa sincera para Tomás. Martina también le dio una palmadita en el hombro y le dijo:"No te preocupes, fue un accidente.
Vamos juntos a buscar hielo para tu cara". Tomás sonrió sorprendido por la amabilidad de Lucas y Martina. Desde ese día, los tres se convirtieron en grandes amigos y aprendieron muchas cosas juntos.
Lucas y Martina continuaron usando su libro mágico del autocontrol cada vez que sentían impulsos agresivos. Con el tiempo, esos impulsos se hicieron menos frecuentes porque aprendieron a controlar sus emociones y buscar soluciones pacíficas.
Y así fue como Lucas y Martina dejaron atrás su impulso agresivo y se convirtieron en niños amables, respetuosos y valientes que siempre buscaban la paz en cada situación.
FIN.