El libro mágico del espacio



Érase una vez en Ramos Mejía, un barrio tranquilo de Buenos Aires, vivía Mora junto a su familia. Eugenia y Javier eran sus amorosos padres, quienes siempre estaban dispuestos a hacerla sonreír.

Y no podían faltar los adorables perritos Firulais y Angela, que llenaban de alegría el hogar. Mora era una niña muy curiosa e inquieta. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y aprendiendo cosas nuevas.

Aunque sus papás trabajaban durante el día, nunca se preocupaba porque tenía a Mari, la mejor niñera del mundo. Mari era una mujer amable y divertida que siempre encontraba formas creativas para entretener a Mora mientras cuidaba de ella. Juntas jugaban al escondite, pintaban hermosos dibujos o cocinaban deliciosas galletas.

Un día, mientras Mora exploraba el sótano de su casa en busca de tesoros olvidados, encontró un viejo libro mágico. Con mucha emoción lo abrió y descubrió que podía hacer realidad cualquier deseo que tuviera en mente.

Llena de emociones y con muchas ideas en su cabeza, corrió hacia Mari para contarle sobre este maravilloso descubrimiento. Mari escuchó atentamente y le advirtió: "Mora querida, los deseos pueden ser peligrosos si no se usan con responsabilidad".

Mora asintió con la cabeza pero no pudo resistirse a probarlo por sí misma. Cerró los ojos fuertemente y pensó en algo especial: ¡quería viajar al espacio! Cuando abrió los ojos nuevamente...

¡estaba flotando en el espacio! Asustada y sorprendida, Mora no sabía cómo volver a casa. Recordó las palabras de Mari y se dio cuenta de que había sido impulsiva al usar el libro sin pensar en las consecuencias.

Mientras tanto, Eugenia y Javier regresaron del trabajo y notaron la ausencia de su pequeña hija. Preocupados, comenzaron a buscarla por toda la casa sin éxito. Hasta que encontraron el viejo libro mágico en el sótano. Desesperados, llamaron a Mari para pedirle ayuda.

Mari llegó rápidamente y les explicó lo sucedido con Mora. Juntos, decidieron hacer un deseo: encontrar a Mora sana y salva. El libro mágico respondió a su deseo y los transportó al espacio donde encontraron a Mora flotando en medio de las estrellas.

Con lágrimas de alegría, la abrazaron fuertemente y le dijeron cuánto la extrañaban. Mora aprendió una valiosa lección ese día: que los deseos deben ser cuidadosamente considerados antes de hacerlos realidad.

Agradecida por haber sido rescatada, prometió usar sus deseos con responsabilidad. Finalmente, todos regresaron sanos y salvos a casa. La familia se reunió alrededor de la mesa para compartir una deliciosa cena preparada por Eugenia mientras compartían historias divertidas sobre sus aventuras espaciales.

Desde aquel día, Mora siguió disfrutando junto a su familia de momentos llenos de amor y diversión.

Y aunque ya no usaba el libro mágico tan seguido como antes, siempre recordaría que lo más importante era estar rodeada de las personas que la amaban. Y así, la familia de Mora en Ramos Mejía vivió felices y aprendiendo juntos que los deseos pueden ser maravillosos, pero es importante siempre pensar en las consecuencias antes de hacerlos realidad.

FIN.

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