El libro mágico del fútbol



Había una vez un niño llamado Tomás, a quien le apasionaba el fútbol. Desde que era muy pequeño, soñaba con convertirse en un gran jugador profesional y representar a su país en los torneos más importantes.

Tomás vivía en un pequeño pueblo donde no había muchas oportunidades para practicar fútbol de manera formal. Sin embargo, eso no detenía su pasión por el deporte.

Todos los días después de la escuela, se reunía con sus amigos en un terreno baldío para jugar partidos improvisados. Un día, mientras caminaba hacia el terreno baldío con su balón bajo el brazo, Tomás encontró algo inusual. En medio del camino había una caja abandonada llena de libros viejos y polvorientos.

Curioso como era, decidió revisarlos y entre ellos descubrió un libro de imágenes para colorear relacionadas con el fútbol. Tomás estaba emocionado. Aquel libro se convirtió en su tesoro más preciado y lo llevaba a todas partes consigo.

Cada noche antes de dormir, abría el libro y observaba las ilustraciones detenidamente imaginando ser parte de esas escenas.

Un día, mientras jugaban al fútbol en el terreno baldío, Tomás notó que uno de sus amigos estaba triste porque no podía participar debido a que no tenía zapatos adecuados para jugar. Esto entristeció mucho a Tomás ya que creía firmemente que todos deberían tener la oportunidad de disfrutar del deporte que tanto amaban.

Decidido a hacer algo al respecto, Tomás recordó aquel libro mágico lleno de imágenes para colorear. Pensó que si podía convertir esas imágenes en realidad, podría ayudar a su amigo y a otros niños del pueblo a tener los zapatos necesarios para jugar al fútbol.

Tomás reunió a todos los niños del terreno baldío y les explicó su plan. Les contó sobre el libro de imágenes mágicas y les propuso que lo ayudaran a colorearlas todas.

Una vez terminadas, podrían mostrar las ilustraciones a los adultos del pueblo para pedirles apoyo en la compra de zapatos de fútbol. Todos los niños aceptaron emocionados la propuesta de Tomás.

Durante semanas, se reunieron después de la escuela para pintar con entusiasmo cada una de las imágenes del libro. Cada uno le daba vida con sus colores favoritos y soñaban juntos con ver esos dibujos hechos realidad.

Llegado el día, Tomás llevó todas las ilustraciones al centro comunitario donde se encontraban los adultos del pueblo. Con gran emoción, mostraron el trabajo realizado por ellos mismos y explicaron su deseo de conseguir zapatos de fútbol para todos los niños que amaban ese deporte.

Los adultos quedaron sorprendidos por la dedicación y creatividad de esos pequeños artistas futboleros. Comprendieron lo importante que era brindar oportunidades iguales para todos, sin importar sus recursos económicos.

Pronto, gracias al esfuerzo conjunto entre niños y adultos, se logró recolectar suficiente dinero para comprar zapatos nuevos para todos los pequeños futbolistas del pueblo. Desde ese día en adelante, el terreno baldío se convirtió en un lugar lleno de alegría y diversión.

Los niños corrían y jugaban al fútbol sin preocuparse por sus zapatos, sabiendo que todos tenían la misma oportunidad de disfrutar del deporte que tanto amaban. Tomás se dio cuenta de que el fútbol no solo era un juego hermoso, sino también una herramienta poderosa para unir a las personas y promover la igualdad.

Siguió entrenando duro y nunca dejó de soñar con convertirse en un gran jugador profesional, pero ahora también sabía que su pasión podía ayudar a cambiar vidas y hacer del mundo un lugar mejor.

Y así, Tomás demostró que con amor, perseverancia y trabajo en equipo, los sueños pueden convertirse en realidad y llevar felicidad a muchos corazones.

FIN.

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