El Lindo Trino del Zorzal Amor
Era un hermoso día en el bosque de la localidad de Las Flores, donde todos los animalitos disfrutaban del sol brilla ndo entre las hojas. Entre ellos, el zorzal Amor era conocido por su canto melodioso. Todos los días al amanecer, se subía a la rama más alta de un viejo árbol y, con todo su corazón, dejaba escapar un trino que llenaba de alegría a todos los que lo escuchaban.
Un día, mientras Amor cantaba su hermosa canción, se dio cuenta de que algo extraño sucedía. – "¿Qué es eso?" – se preguntó, al ver que los demás animales parecían preocupados. La ardilla Lía, con su cola esponjosa, saltó cerca de él.
– "Amor, hay un problema en el bosque. El río se está secando y las flores no tienen agua para sobrevivir" – dijo Lía, vistiendo una cara de preocupación.
– "¡Oh, no!" – exclamó Amor. – "Debemos ayudar. Si el río no tiene agua, todos sufriremos. Pero, ¿qué podemos hacer?" –
Lía, moviendo su cola de un lado a otro, sugirió: – "¡Podríamos organizar una fiesta para reunir a todos los animalitos del bosque! Tal vez juntos podamos encontrar una solución."
Amor asintió con entusiasmo. – "Esa es una excelente idea, Lía. Vamos a invitar a todos. Para que vengan necesitarán escuchar mi mejor trino, para recordarko cuán especial es nuestro hogar."
Los dos amigos se pusieron manos a la obra. Con la ayuda de la tortuga Tita, que era muy buena organizando cosas, comenzaron a preparar la gran fiesta. Pendieron guirnaldas con flores, colocaron frutas deliciosas y, por supuesto, Amor se preparó para dar un espectáculo de canto inigualable.
Cuando llegó el día de la fiesta, todos los animales acudieron al llamado del zorzal Amor. La lechuza Óscar, el ciervo Rúben, y hasta la tímida serpiente Susi se unieron a la celebración. Amor se subió al tronco del árbol y, con una voz dulce y fuerte, empezó a cantar.
– "Escuchen mi canto, amigos del bosque, el agua es vida, ¡no dejemos que se nos escape!" – trino Amor, mientras todos lo miraban embelesados.
Pero esa no era solo una fiesta de canto y baile. Lía presentó una idea. – "Si todos aportamos un poco de agua de casa, tal vez podamos llenar el río y salvar nuestras flores."
Todos aceptaron la propuesta de inmediato. Así, armados con hojas y pequeños recipientes, comenzaron a recorrer el bosque, recogiendo agua de los charcos y de las fuentes más cerca. Amor, al ver tanto esfuerzo, se sentía cada vez más emocionado.
Sin embargo, cuando comenzaron a volcar el agua en el río, se dieron cuenta de que no era suficiente. El río seguía seco. Amor, decidido a no rendirse, dijo: – "No podemos dejar que esto nos detenga. Tal vez necesitamos buscar ayuda fuera del bosque. ¡Quizá otros animales que viven cerca puedan darnos una mano!"
Entonces, coordinó una nueva expedición. Todos los animalitos emprendieron camino hacia el claro, donde sabían que vivían otros, como la rana Romina, que conocía muy bien cómo se movían los ríos en épocas de sequía.
– "¿Romina?" – llamó Amor cuando la encontró. – "¡Necesitamos tu ayuda! El bosque se está secando y no sabemos cómo salvar nuestro río."
Romina, comprensiva y amable, escuchó atentamente. – "Puedo ayudarles. Hay un arroyo en la montaña que ha sido tapado por algunas piedras. Si todos trabajan juntos, podemos despejarlas y dejar que el agua fluya de nuevo hacia su río."
Con sus corazones llenos de esperanza, los animales regresaron al bosque y, armados con palos y su esfuerzo, comenzaron a trabajar en equipo. Todos colaboraron: Lía traía las piedras más pequeñas, Rúben empujaba las más grandes, y Amor alentaba a cada uno con su trino.
Después de mucho esfuerzo, lograron despejar el arroyo. De pronto, un murmullo de agua empezó a levantarse. El hermoso sonido se convirtió en un río caudaloso que fluyó con fuerza hacia el bosque, llenando de vida una vez más todo a su alrededor.
– "¡Lo logramos!" – exclamaron a la vez. Amor se subió a la rama más alta y, con el pecho hinchado de orgullo, empezó a cantar una canción de agradecimiento por la unión y los esfuerzos.
Días después la naturaleza brilló más que nunca. Las flores florecieron y el río sonaba alegremente. El zorzal Amor se convirtió en el símbolo de la unión y la esperanza, recordando a todos que, aunque los problemas pueden ser grandes, juntos siempre pueden encontrar una solución.
Y así, en cada amanecer, el lindo trino del zorzal Amor no solo llenaba el aire, sino que también recordaba la lección más importante: la unión hace la fuerza.
FIN.