El lirio morado de Sam



Había una vez un niño llamado Sam, quien era muy callado y siempre prefería pasar su tiempo en el jardín de su casa.

En ese jardín, había lirios de todos los colores, pero a Sam le encantaban especialmente los lirios morados. Todos los días, después de la escuela, Sam se dirigía directamente al jardín. Se sentaba entre las flores y las observaba cuidadosamente. Le encantaba ver cómo cada lirio crecía y se abría lentamente al mundo.

Un día, mientras Sam estaba disfrutando de su tranquilidad en el jardín, notó algo extraño. Uno de sus lirios morados parecía estar marchitándose más rápido que los demás.

Esto preocupó mucho a Sam porque no quería perder su flor favorita. Sam decidió investigar qué estaba pasando con el lirio morado. Buscó información en libros y preguntó a sus padres si sabían cómo salvarlo. Pero nadie parecía tener una respuesta clara.

Decidido a ayudar al lirio morado, Sam comenzó a experimentar con diferentes métodos para revitalizarlo. Intentó regarlo más seguido, ponerle música relajante e incluso hablarle dulcemente todas las mañanas. Pero nada parecía funcionar y el lirio seguía marchitándose cada vez más rápido.

Sam se sentía desanimado y triste por no poder salvarlo. Un día, mientras estaba sentado cerca del lirio morado con lágrimas en los ojos, escuchó una vocecita proveniente del interior del tallo del lirio: "No te preocupes, Sam".

Sam se sorprendió y miró más de cerca. ¡El lirio morado le estaba hablando!"¿Eres tú, lirio morado?", preguntó Sam con asombro. "Sí, soy yo", respondió el lirio. "Y quería decirte que no te preocupes por mí.

Estoy marchitándome porque he cumplido mi ciclo de vida y ahora es momento de dejar espacio para otros lirios". Sam quedó atónito ante las palabras del lirio.

No podía creer que hubiera estado tan preocupado por salvar algo que simplemente estaba siguiendo su propio curso natural. Entonces, Sam comenzó a reflexionar sobre lo que el lirio le había enseñado.

Se dio cuenta de que a veces, aunque hagamos todo lo posible para ayudar a alguien o algo, simplemente no está en nuestras manos cambiar su destino. A partir de ese día, Sam aprendió a aceptar las cosas tal como son y a disfrutar cada momento sin preocuparse demasiado por el futuro.

Aunque extrañaba mucho al lirio morado, entendió que era parte del ciclo de la vida y siempre llevaría consigo los hermosos recuerdos que compartieron juntos. Desde entonces, Sam continuó pasando tiempo en su jardín de lirios y apreciando la belleza de cada flor.

Descubrió un amor aún mayor por los demás colores y supo valorar la diversidad en su jardín.

Y así, gracias a un simple lirio morado, Sam encontró una lección valiosa: aprender a aceptar las cosas tal como son y disfrutar del presente mientras florece junto con sus hermosas flores en el jardín.

FIN.

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