El lobo amable


Había una vez en un bosque encantado, un lobito muy travieso llamado Lucas. Lucas era conocido por hacer travesuras y bromas a todos los animales del bosque, desde el conejito más pequeño hasta el oso más grande.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el claro del bosque, Lucas tuvo una idea brillante. Decidió esconderse detrás de un árbol y asustar a todos los que pasaran por allí.

Entre risas y saltos, Lucas logró dar varios sustos a sus amigos y vecinos del bosque. Pero su diversión se vio interrumpida cuando la mamá coneja apareció furiosa.

"-¡Lucas! ¡Deja de asustar a los demás animales! Estás lastimando sus sentimientos", le regañó la mamá coneja mientras lo miraba con severidad. Lucas se sintió mal al ver la tristeza en los ojos de sus amigos y vecinos. Se dio cuenta de que su comportamiento travieso estaba causando dolor y miedo en los demás.

Decidió disculparse con cada uno de ellos y prometió no volver a asustarlos nunca más. A partir de ese día, Lucas cambió su actitud y se convirtió en un lobito amable y considerado.

Ayudaba a recolectar frutas para la mamá oso, jugaba con el conejito sin hacerle bromas pesadas, e incluso enseñaba juegos nuevos a los animalitos más pequeños. Con el tiempo, Lucas se ganó nuevamente la confianza y el cariño de todos en el bosque.

Ya no era conocido como "el lobito travieso", sino como "el amigo leal" que siempre estaba dispuesto a ayudar.

Y así, gracias a su arrepentimiento sincero y su cambio de actitud, Lucas aprendió una valiosa lección: que las travesuras pueden ser divertidas hasta cierto punto, pero siempre es importante pensar en cómo afectan a los demás antes de actuar. Y así vivieron felices por siempre en aquel bosque encantado donde reinaba la amistad y la solidaridad entre todos sus habitantes.

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