El lobo amigo de la Luna



Había una vez un perro llamado Max que vivía en el bosque. Él tenía un secreto: todas las noches de Luna llena se convertía en un lobo.

Aunque al principio le asustaba su transformación, con el tiempo aprendió a controlarla y disfrutarla. Un día, mientras paseaba por el bosque en su forma de perro, encontró a un gato callejero llamado Tomás.

Max se acercó a él con curiosidad y le preguntó:- Hola, ¿cómo te llamas? - Me llamo Tomás -respondió el gato-. ¿Y tú? - Yo soy Max -dijo el perro-. ¿Quieres ser mi amigo? Tomás aceptó encantado la propuesta de Max y desde ese momento se convirtieron en inseparables amigos.

Juntos exploraban el bosque, cazaban ratones y dormían juntos bajo los árboles. Un día, mientras jugaban cerca del río, encontraron una tortuga que estaba varada en la orilla. - ¡Ayuda! -gritó la tortuga-. No puedo volver al agua.

Max y Tomás corrieron a ayudarla y lograron llevarla de vuelta al río sana y salva. La tortuga se presentó como Lola y les dijo que vivía allí desde siempre pero nunca había tenido amigos como ellos.

Los tres animales comenzaron a pasar más tiempo juntos e incluso invitaron a un conejo llamado Benjamín para jugar también. Benjamín era muy tímido pero pronto se dio cuenta de que tenía mucho en común con sus nuevos amigos.

Una noche de Luna llena, cuando Max se convirtió en lobo, sus amigos se asustaron al principio pero luego se dieron cuenta de que seguía siendo el mismo perro amigable y juguetón. - ¡Wow, eres un lobo! -exclamó Tomás sorprendido-.

Eres aún más genial de lo que pensaba. A partir de ese momento, los cuatro animales formaron una pandilla increíble. Juntos aprendieron a superar sus miedos y a apoyarse mutuamente en todo momento.

Un día decidieron organizar un partido de fútbol en el bosque para celebrar su amistad y todos estuvieron muy emocionados. El partido fue muy divertido y reñido pero al final ganó el equipo de Max gracias a su velocidad y astucia.

Los cuatro amigos se abrazaron felices y prometieron seguir jugando juntos por siempre. Desde entonces, Max, Tomás, Lola y Benjamín descubrieron que la verdadera amistad no tiene barreras ni diferencias. Aprendieron a valorar las cualidades únicas de cada uno y a respetarlas.

Y aunque eran diferentes entre sí, siempre encontraban una forma de divertirse juntos en el bosque donde vivían felices para siempre.

FIN.

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