El lobo astuto y los gallos valientes



Había una vez en un pequeño pueblo, un lobo muy astuto que siempre estaba al acecho de los gallos del granjero Juan.

El lobo se escondía entre los árboles y esperaba pacientemente a que los gallos salieran a picotear en el patio. Pero el granjero Juan, cansado de perder a sus preciosas aves, decidió tender una trampa para atrapar al lobo.

Colocó una jaula disimulada con paja y ramas, pero el lobo era tan inteligente que siempre evitaba caer en ella. El granjero intentó una y otra vez, pero el lobo siempre lograba escapar. Desconcertado, el granjero Juan decidió pedir ayuda a los gallos. Les contó sobre la trampa y les pidió ideas para detener al astuto lobo.

Los gallos, valientes y decididos, se reunieron en la noche para idear un plan. "¿Y si hacemos turnos para vigilar al lobo?", propuso el gallo mayor. "Buena idea, pero el lobo es muy sigiloso.

Necesitamos algo que lo distraiga", dijo otro de los gallos. "¡Ya sé!", exclamó uno de los más jóvenes. "Podemos colocar espejos y luces para confundir al lobo y hacerle creer que hay otros lobos acechando. Así se mantendrá alerta y no podrá acercarse a nosotros."

Los gallos trabajaron toda la noche para preparar su plan. Colocaron espejos estratégicamente, encendieron luces alrededor del patio y establecieron turnos de vigilancia. El lobo, al sentirse observado por múltiples figuras reflejadas en los espejos, se confundió y asustó.

Comenzó a dudar de sus movimientos, temiendo la presencia de otros lobos acechando su presa. Los gallos, organizados y valientes, mantuvieron al lobo lejos de su territorio durante días.

El lobo, frustrado y hambriento, finalmente decidió marcharse en busca de otros lugares donde poder cazar. Los gallos celebraron su victoria con cantos de alegría, agradecidos por la astucia y valentía que habían demostrado.

El granjero Juan, impresionado por la inteligencia y unión de sus gallos, decidió reforzar las medidas de seguridad en la granja para proteger a sus aves. Y así, el lobo aprendió que no siempre la astucia es suficiente, y los gallos descubrieron la importancia de trabajar juntos para enfrentar las adversidades.

FIN.

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