El lobo bondadoso y las empanadas de la abuela


Había una vez en un bosque muy lejano, un lobo travieso y astuto que siempre andaba en busca de alguna travesura para hacer.

Un día, el lobo se enteró de que en lo más profundo del bosque vivía una abuela muy sabia y amable, famosa por sus deliciosas empanadas de carne. El lobo, con su estómago gruñendo de hambre, decidió ir a la casa de la abuela para intentar conseguir una de esas empanadas.

Lo que el lobo no sabía era que la abuela tenía unos guardaespaldas muy peculiares: tres osos enormes y fuertes que cuidaban de ella día y noche. Al acercarse a la casa de la abuela, el lobo vio a los tres osos vigilando atentamente.

Sin embargo, su deseo por probar las empanadas era tan grande que decidió idear un plan para poder llegar hasta la cocina sin ser descubierto.

Con sigilo y astucia, el lobo se acercó a los osos y les dijo: "-Buenos días señores osos, vengo en son de paz. Solo quiero probar las famosas empanadas de su querida abuela". Los osos, sorprendidos por la educación del lobo, decidieron darle una oportunidad y lo escoltaron hasta la cocina.

Una vez allí, la abuela recibió al lobo con una sonrisa cálida y le ofreció una bandeja repleta de empanadas recién horneadas. El lobo no podía creer su suerte y comenzó a devorarlas con ansias.

Las empanadas estaban tan ricas que el lobo olvidó por completo sus intenciones iniciales. Con el estómago lleno y el corazón contento, el lobo se despidió agradecido de la abuela y los tres osos.

Mientras se alejaba pensativo por el bosque, comprendió que a veces vale más la pena ganarse el cariño y la confianza de los demás con actitudes amables que intentando conseguir todo mediante engaños.

Desde ese día en adelante, el lobo visitaba frecuentemente a la abuela y los tres osos para compartir momentos felices juntos. Y así aprendió una valiosa lección: que ser bueno trae consigo mayores recompensas que ser malvado. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

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