El Lobo Buenito



Érase una vez, en un bosque encantado, un lobo llamado Buenito. A diferencia de los demás lobos, Buenito era conocido por su corazón amable y su deseo de hacer el bien. Sin embargo, había un problema: los habitantes del cercano pueblo de Pueblito Claro lo conocían por los cuentos que contaban los ancianos, que decían que los lobos eran peligrosos y comían a los niños.

Un día, mientras Buenito paseaba por el bosque, escuchó un llanto cerca del río. Se acercó y encontró a una niña llamada Lila, que no podía cruzar porque el agua había subido mucho.

"¿Por qué llora, pequeña?" - preguntó Buenito con voz suave.

"No sé cómo cruzar el río y quiero llegar a casa, estoy asustada" - respondió Lila, con lágrimas en los ojos.

Buenito se puso a pensar. Sabía que si se acercaba demasiado, Lila podría gritar y asustarse. Pero él solo quería ayudarla. Entonces, tuvo una buena idea.

"No temas, yo puedo ayudarte. Soy buen lobo y solo quiero hacer el bien. Si saltas a mi espalda, te llevaré al otro lado" - ofreció Buenito.

"¿De verdad? ¿No me comerás?" - preguntó Lila, un poco dudosa.

"No, jamás haría eso!" - aseguró Buenito. "Solo quiero que llegues a casa segura".

Lila, decidida y algo insegura, aceptó la oferta. Saltó sobre el lomo de Buenito y él la llevó a través del río. Una vez al otro lado, Lila agradeció al lobo.

"¡Eres un lobo maravilloso!" - exclamó.

"Y tú, una valiente" - respondió Buenito, sonriendo.

De regreso al pueblo, Lila decidió contarle a todos sobre su encuentro con el buen lobo. Sin embargo, el pueblo estaba tan acostumbrado a los cuentos de miedo que no le creyeron. Nadie quería escuchar a una niña sobre un lobo que ayudaba.

"No puede ser, los lobos son feroces!" - gritó un aldeano.

"¡Eres una mentirosa!" - le dijo otro.

A pesar de las dudas, Lila no se rindió. Así que se le ocurrió una brillante idea. Decidió organizar una excursión al bosque para que todos pudieran conocer a Buenito.

En el bosque, finalmente se encontraron. Lila gritó:

"¡Buenito, ven!"

Cuando el lobo llegó, la gente del pueblo se quedó asustada al principio. Pero Lila se puso frente a ellos y les dijo:

"No tengan miedo! ¡Es un buen lobo!"

Aprovechando que había llegado el momento, Buenito se acercó.

"¡Hola, amigos! Soy Buenito y solo quiero ayudar. No soy como los cuentos de terror que han escuchado. Me gustaría demostrarlo".

Los aldeanos empezaron a murmurar, pero aún eran escépticos. Entonces, Buenito les propuso un reto.

"Si me dan la oportunidad, quiero ayudarles con algo. ¿Qué tal si hacemos una cacería de flores?" - dijo Buenito.

Los aldeanos se miraron entre ellos, intrigados. Aceptaron la propuesta, pensando que simplemente sería una actividad divertida y no peligrosa. Lo que no sabían era que Buenito conocía el bosque como la palma de su mano y sabía dónde encontrar las flores más hermosas.

Juntos, se aventuraron en el bosque, donde Buenito les mostró flores mágicas que nunca habían visto antes. Los pobladores comenzaron a sentirse más cómodos con él, riendo y disfrutando de su compañía.

"¡Mirad esta flor!" - exclamó uno de los niños.

"Es hermosa, como un arcoíris!" - dijo otro.

Al final del día, los habitantes de Pueblito Claro estaban emocionados. Habían aprendido que no todos los lobos eran malos.

"Te agradecemos, Buenito. Nos has enseñado mucho" - admitió el alcalde del pueblo.

"Siempre estaré aquí para ayudar" - dijo Buenito, sintiéndose brillante.

A partir de ese día, Buenito se convirtió en el guardián del bosque y amigo de Pueblito Claro. Los cuentos cambiaron, y en vez de hablar de un lobo temido, los niños empezaron a contar la historia del buen lobo que siempre estaba listo para ayudar. La amistad y la confianza creció, y cada verano, los aldeanos viajaban al bosque para unirse a Buenito en la búsqueda de flores.

Así, lecciones de amor y bondad llenaron los corazones de todos, y el bosque resonó con risas y alegría.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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