El lobo bueno de Villa Feliz
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivían caperucita, su abuela y el lobo. Caperucita era una niña muy curiosa y aventurera, siempre buscando nuevas emociones.
Su abuela, por otro lado, era una mujer sabia y amorosa que siempre cuidaba de ella. Y el lobo, a pesar de su apariencia feroz, tenía un corazón noble y solo quería ser aceptado por los demás.
Un día soleado de primavera, Caperucita decidió ir a visitar a su abuela con sus amigas Coni, Sofía, Valentina y Atenea. Juntas caminaron por el bosque riendo y cantando canciones mientras recolectaban flores silvestres para llevarle a la abuela. De repente, escucharon un ruido extraño detrás de unos arbustos.
"¿Qué será eso?"- preguntó Caperucita emocionada. Sin pensarlo dos veces se acercaron al lugar del sonido y descubrieron que era el lobo llorando. "¿Por qué estás tan triste?"-, preguntó Valentina preocupada.
El lobo levantó la cabeza sorprendido al ver a las niñas y les contó que se sentía solo porque todos en el pueblo lo temían debido a su apariencia. "Siempre he deseado tener amigos pero nadie me da la oportunidad"- dijo con tristeza.
Las niñas intercambiaron miradas comprensivas entre ellas e hicieron una promesa: ayudarían al lobo a cambiar la imagen que los demás tenían de él. Decidieron llevarlo hasta la casa de la abuela para que pudieran conocerlo mejor.
Al principio, la abuela también tuvo miedo, pero al ver las lágrimas en los ojos del lobo, decidió darle una oportunidad. Con el paso del tiempo, el lobo demostró ser un compañero leal y amigable.
Ayudaba a Caperucita y a sus amigas con tareas difíciles y siempre estaba dispuesto a escuchar sus problemas. Poco a poco, los habitantes del pueblo comenzaron a darse cuenta de que el lobo no era tan malo como pensaban.
Un día, mientras paseaban por el pueblo juntos, un niño pequeño se acercó corriendo hacia ellos asustado. Había perdido su pelota en un árbol alto y tenía miedo de subir para recuperarla.
El lobo miró al niño con ternura y le dijo: "No te preocupes, yo puedo ayudarte". Con habilidad trepó por el árbol y devolvió la pelota al niño quien estaba sorprendido y feliz. A partir de ese momento, todos en el pueblo vieron lo valiente y generoso que era el lobo.
Comenzaron a tratarlo con respeto e incluso algunos se hicieron amigos suyos. La historia de Caperucita Abuela Lobo Coni Sofía Valentina Atenea se convirtió en una leyenda inspiradora para todos los niños del pueblo.
Les enseñaba que no debían juzgar a alguien solo por su apariencia externa sino por cómo es realmente en su interior.
Y así fue como Villa Feliz se convirtió en un lugar donde todos aprendieron la importancia de dar segundas oportunidades y de no dejarse llevar por los prejuicios. Caperucita, su abuela, el lobo y sus amigas vivieron felices para siempre, demostrando que la amistad y la bondad pueden cambiar el mundo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.