El lobo constructor



Había una vez en el bosque de Villa Catorce un lobo llamado Lupín. Lupín era un lobo diferente a los demás, no le gustaba cazar ni asustar a nadie.

Lo que más disfrutaba era recorrer el bosque en busca de aventuras y ayudar a sus amigos animales.

Un día, mientras caminaba por la calle de la escuela catorce, Lupín se encontró con algo inesperado: ¡el zapato del carpintero! El carpintero había perdido su zapato hacía días y no podía trabajar sin él. Lupín sabía que tenía que hacer algo al respecto, así que decidió llevar el zapato a la casa del carpintero.

Al llegar a la casa del carpintero, Lupín tocó la puerta con su pata y esperó. El carpintero abrió la puerta y se sorprendió al ver al lobo parado frente a él con su zapato en la boca.

"¡Hola, señor carpintero! Encontré su zapato en la calle y pensé que le pertenecía", dijo Lupín amablemente. El carpintero no podía creer lo que veía, nunca antes había visto a un lobo tan amable y servicial como Lupín. Agradecido, tomó su zapato y le preguntó:"¿Cómo puedo agradecerte por tu bondad, Lupín?""No es necesario, señor.

Me basta con saber que pude ayudarlo", respondió el lobo sonriendo. El carpintero quedó impresionado por la actitud desinteresada de Lupín y decidió invitarlo a quedarse para tomar una merienda juntos.

Mientras compartían galletitas caseras, el carpintero le contó al lobo sobre un problema que tenía: necesitaba construir una casita para unos pajaritos pero estaba muy ocupado con otros trabajos. Lupín vio una oportunidad para ayudar nuevamente y ofreció construir la casita de pájaros junto al carpintero.

Juntos trabajaron arduamente durante varios días hasta terminarla. La casita quedó hermosa y los pajaritos estaban felices de tener un nuevo hogar gracias a la colaboración entre el lobo y el carpintero.

Desde ese día, Lupín se convirtió en el héroe del bosque de Villa Catorce. Todos los animales lo admiraban por su bondad y disposición para ayudar a los demás sin pedir nada a cambio.

Y así, entre risas y abrazos, Lupín demostró que no importa cómo luzcas por fuera; lo importante es ser amable y solidario con quienes te rodean. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡sé como Lupin!

FIN.

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