El lobo danzante
Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. A Sofía le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas, pero su mayor pasión era la danza.
Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con un lobo hambriento. El lobo se acercó lentamente a ella y le dijo: "Niña, tengo mucha hambre.
¿Puedes darme algo de comer?"Sofía miró alrededor y vio un árbol lleno de manzanas rojas y jugosas. Sin pensarlo dos veces, tomó una manzana y se la dio al lobo. El lobo estaba tan agradecido que decidió seguirla por el bosque para protegerla de cualquier peligro. Juntos continuaron su camino hacia casa.
Cuando llegaron a la casa de Sofía, su mamá estaba esperándola preocupada. "-¡Sofía! ¿Dónde te habías metido? ¡Estuve muy preocupada!", exclamó su mamá.
Sofía le explicó lo ocurrido en el bosque con el lobo hambriento y cómo él la había acompañado hasta casa para asegurarse de que estuviera segura. La mamá de Sofía observó al lobo con cautela pero luego sonrió y dijo: "-Gracias por cuidar a mi hija".
Con el tiempo, el lobo se convirtió en parte de la familia y dejó atrás sus instintos salvajes. Ahora era amigable y protector no solo con Sofía sino también con todos los demás habitantes del pueblo.
Una noche especial, el pueblo decidió organizar un gran festival de danza en honor a Sofía y su valentía al enfrentarse al lobo. Todos se reunieron en la plaza central, donde había un escenario decorado con luces brillantes. Sofía estaba emocionada por mostrar sus habilidades de danza frente a todos.
Cuando llegó su turno, subió al escenario y comenzó a moverse con gracia y alegría. La audiencia quedó cautivada por su talento. De repente, el lobo también subió al escenario y comenzó a bailar junto a Sofía.
Todos quedaron sorprendidos pero luego aplaudieron emocionados. El festival fue todo un éxito y desde ese momento, el lobo se convirtió en el compañero de baile favorito de Sofía.
Juntos, llevaron la danza a todas partes, enseñándole a otros niños del pueblo cómo expresarse mediante esta hermosa forma de arte. La historia de Sofía y el lobo nos enseña que no debemos juzgar rápidamente a los demás por su apariencia o reputación.
A veces, las personas (o lobos) pueden sorprendernos gratamente si les damos una oportunidad. Y así, cada vez que alguien ve una manzana roja en ese pequeño pueblo rodeado de bosques, recuerdan la inspiradora historia de Sofía, el lobo amigable y la magia de la danza.
FIN.